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Zoila Luna

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Quien vio a Zoila Luna cuando era una muchachita en el Show del Mediodía de los 80, estará de acuerdo con que su carácter –ahora conocido gracias al programa radial «Solo para mujeres»– no ha cambiado en nada. Pero su carrera no empezó ahí. Empezó en Nagua, su cuna, desde donde destacó al ganar un concurso de belleza que la llevó, dignamente, hacia otros escenarios.

 

Y es esta formación, y la evidencia de su cultura lectora, lo que la llevó a destacar profesionalmente como presentadora en algunos programas de televisión. De hecho, ella misma señala que –para poder ganarse «el derecho de ponerle la mano a un micrófono» en el Show del Mediodía– tuvo que aprenderse 15 palabras por día, su sinónimo, antónimo y sus usos. Era un requisito que hoy le agradece a su maestro –y a quien llama su padre en la Comunicación–: don Yaqui Núñez del Risco.

 

Los mayorcitos se acordarán del famoso comercial –a principios de los 90– donde exclamaba: «A Nagua entras si quieres y, sales, si puedes». Y ha seguido ruta por la radio donde hizo famosa su palabra «oyenta», desafiando el uso de la lengua tal como lo plantea la Academia. ¿Por ignorancia? No. Por decisión. Por carácter. Por ideología.

 

Desde sus intervenciones radiales, Zoila impacta en la vida de miles de «oyentas» y «oyentos» (eso último mío) pues ha sabido conectar con sus radioescuchas con el debido respeto hacia todas las personas, sin importar su edad, su sexo, su formación o su creencia.

 

Pero Zoila se ha regado como una funda de harina que salpicó la cocina: la violencia la tiene hasta la coronilla. Y por eso hizo un llamado enérgico a la ciudadanía, exigiendo el cese de la violencia, señalando que es la unidad del pueblo dominicano –y no el discurso gubernamental– lo que hará posible ver un verdadero cambio en nuestra ciudad.

 

Y explica: «Es que la delincuencia se hizo  dueña de la ciudad, la delincuencia se hizo  dueña del parque, la delincuencia se hizo  dueña del barrio, la delincuencia se hizo  dueña del campo, la delincuencia se hizo  dueña de todo; la delincuencia se robó nuestra esperanza, la delincuencia se robó nuestra tranquilidad, la delincuencia se ha robado nuestro dinero, y no es un asunto de que si lo hizo el gobierno o que no lo hizo el gobierno, es que nos dejaron en manos de una sociedad que delinque y que no nos permite vivir».1

 

Su preocupación no es sobredimensionada: no solo es cierto que la violencia nos está consumiendo y convirtiendo al país en un lugar inhabitable, sino que el principal foco de violencia, y ya lo hemos resaltado, son las niñas, las adolescentes y las mujeres. Y no es nuevo: la mujer es el blanco preferido de agresiones porque históricamente ha sido utilizada como objeto sexual y porque la cultura machista predominante «jala pa’ su lao». Dicho de otro modo, las políticas públicas no las inventan las mujeres, sino los hombres que tienen mayor representación en las funciones públicas.

 

Aunque usted quiera mandarle a Zoila un par de pastillas para la paranoia: debe admitir que ella tiene razón. Claro que el pueblo, además de echarse a la calle a protestar por la violencia, también le haría un gran favor al mundo con leerse un par de libros al mes. Y aprenderse –quizá no quince–, pero tal vez cinco palabras por semana. De pronto, podría conocer un mundo nuevo… otras posibilidades fuera de cambiar el celular, subir el radio a to’ o creerse el cuento de que tener una yipeta le convertirá en una persona más valiosa.

 

Aprovechamos el reperpero que ha armado nuestra querida Zoila Luna, para reconocer públicamente sus dones y el maravilloso trabajo que realiza e impacta en la vida de tantas y tantas dominicanas.

1 http://www.elcaribe.com.do/2017/03/21/zoila-luna-delincuencia-robo-nuestra-esperanza#sthash.eZyYRMSu.dpuf