En la primera parte de el presente artículo, publicado en la edición 65 de Fuáquiti, ya mencionamos reforzar y refuerzo positivo, ¿pero qué es esto, exactamente? En psicología, un refuerzo es un estímulo para aumentar o reducir la probabilidad de que una determinada conducta se realice o se repita en el futuro.
Los refuerzos pueden dividirse en dos tipos:
• Refuerzo positivo: motiva a nuestra mascota a repetir un comportamiento deseado mediante la concesión de una gratificación. Estímulos reforzadores pueden ser comida, afecto o juego.
Este tipo de refuerzo, según se realice, puede ser a su vez de tres tipos:
Directo: cuando el ejemplar realiza la acción o comando deseado, le damos su recompensa. Realizamos la acción conscientemente y sabemos qué estamos reforzando.
Oculto: aunque no lo sepamos, es el refuerzo que más utilizamos. Inconscientemente reforzamos una acción que puede que no sea la deseada por nosotros. Básicamente es dejar que el ejemplar se salga con la suya y encima dándole un premio. Algunos ejemplos de este tipo de refuerzo pueden ser cuando estamos comiendo y el ejemplar nos pide comida y, en lugar de mandarle a su lugar, le damos un pedazo; cuando el ejemplar le salta a una persona para saludar y, en lugar de empujarlo para que no se suba, le acariciamos y jugamos con él; cuando vamos paseando y nuestro ejemplar quiere ir a algún lugar y, en lugar de darle un tirón para que camine por donde nosotros deseamos, le dejamos que nos guíe a nosotros. Seguramente se sienta identificado con alguna de estas acciones.
Autorefuerzo: este refuerzo es el que mayor impacto tiene en el carácter de nuestro ejemplar y, por tanto, el más difícil de corregir. Los caninos son animales hedonistas, solo hacen las cosas por placer, por lo que, si no corregimos adecuadamente, nuestro ejemplar seguirá haciendo lo que quiera; la falta de una corrección auto refuerza una conducta no deseada, pero este auto refuerzo es preferible a una corrección incorrecta. Por ejemplo, un ejemplar que cada vez que se sienta frustrado, aburrido o con ansiedad y realice una conducta destructiva para sentirse mejor.
• Refuerzo negativo: implica evitar la repetición de un comportamiento no deseado. En este caso se aplica un estímulo aversivo, es decir, algo desagradable para nuestra mascota. Bajo ninguna circunstancia recomendamos el uso de un refuerzo negativo, ya que puede resultar contraproducente, a no ser que se realice bajo la supervisión de un adiestrador canino o tras consultar con un experto, prácticamente es una corrección.
Al igual que las correcciones, los refuerzos se deben realizar con la intensidad apropiada para el temperamento del ejemplar y en el momento adecuado para que el ejemplar asocie la acción deseada con el refuerzo. Una caricia inconsciente e inofensiva (aparentemente para nosotros), puede ser un refuerzo para nuestro ejemplar. Asimismo, debemos ser consistentes cuando reforzamos.
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