Escrito por: Ramón Molina
Todos sabemos que la prevención es la solución más eficaz que hay para solucionar problemas y, cuando hablamos de mascotas, es mucho más fácil de lo que pensamos. La mejor manera de prevenir problemas es simplemente dejar a los cachorros al menos 8 semanas con su madre y sus hermanos de camada.
Cuando adquirimos algo que deseamos mucho es difícil esperar, especialmente para los más pequeños; pero cuando lea lo siguiente, va a aprender a ser paciente porque un par de semanas puede cambiar su vida y la de su mascota.
Se han realizado una infinidad de estudios a lo largo de las últimas décadas y todos concluyen en lo mismo: no se debe separar a los cachorros de su madre ni de su camada antes de las 8 semanas. Y cualquier criador responsable jamás de saltaría esta regla, se debe anteponer el bienestar de esos cachorros al beneficio económico.
A continuación, vamos a exponer los resultados de un estudio realizado en 140 perros adultos: 70 fueron separados de su camada entre las 4-6 semanas de vida y los otros 70 ejemplares fueron separados con 8 semanas. Un tercio de esos ejemplares fueron adquiridos en tiendas de mascotas, otro tercio de camadas de familiares o amigos y el resto de criadores. Los resultados indican claramente que los cachorros que se separaron a una edad temprana tienen una mayor tendencia a tener problemas serios de comportamiento en una edad adulta que esos que pasaron sus primeras 8 semanas junto a su madre y hermanos de camada, independientemente de su origen (aunque los cachorros adquiridos en tiendas de mascotas también sufren de una mayor tendencia a trastornos de comportamiento que los que han vivido en un hogar).
Es verdad que ciertos desordenes como ansiedad, miedo o agresión tienen un componente genético, pero estas alteraciones se ven más influenciadas por el ambiente y la experiencia, es decir, por factores externos.
Los resultados de este estudio fueron que, aunque ofrezcamos la misma educación, los ejemplares separados a una edad temprana buscan más atención, tienen más miedo ante ruidos, son más destructores en el hogar, ladran más injustificadamente, son más posesivos con su comida y juguetes, hacen sus necesidades dentro del hogar y pueden ser más agresivos. Estos traumas son la consecuencia de sentirse desprotegidos a una edad temprana.
Todo esto indica que cuando separamos a los cachorros a una edad temprana de su camada, los estamos condenando a que no se desarrollen adecuadamente y a que sean adultos potencialmente problemáticos, siendo esta la principal causa de abandono. Por tanto, ¿merece la pena esperar un par de semanas y darle la oportunidad a nuestra mascota de que se desarrolle adecuadamente y sea feliz? ¿O es más importante ser egoístas y pensar solo en nuestro deseo de tener ya a nuestro cachorro? La respuesta es obvia…
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