Podemos decir que fue un escritor de libros para peques. Pero esa oración tiene un problema. El verbo «fue» está conjugado en pasado. Y no es justo decir que un escritor como Rodari «fue».
Los autores como él nunca mueren. Aunque haya nacido en 1920 y le hayamos despedido en el año 1980. Sus historias, maravillosas todas, nos conectan con su sentido del humor y con la sensibilidad que demostró tener a lo largo de su vida.
Él pensaba que, para que el mundo sea justo, no deben haber ricos y pobres, poderosos e indefensos. Que lo mejor era que todas las personas trabajaran juntas y, luego, repartir la riqueza entre todas. Especialmente en países pobres.
«Fue» maestro. Y muy bueno. Vivió la terrible experiencia de nacer en Italia justo cuando los dictadores de su país y de Alemania le hacían daño a personas indefensas. Presenció la II Guerra Mundial, lo que supuso vivir bajo bombardeos y viendo mucho sufrimiento. Lo curioso es que Rodari no se amargó la vida. Rodó por el mundo repartiendo amor, vida y alegría.