En la calle Tejedor,
en el jardín de una villa
al asomarse la tarde
la vi a Ana, que ovilla.
Ovilla Ana su lana
y con agujas en punta
va tramando maravillas
mientras las hebras se juntan.
Un farol vierte su luz
sobre el tejido que oscila
cuando Ana con la lana
delicadas tramas hila.
Y sus manos no desmayan
mientras el tejido traza
el contorno y los matices
de unas figuras con rayas.
Montañeses
La lluvia estalla en la montaña
está ya lloviendo.
Y mientras, desde el desván,
yo viendo
que el bosque se desvanece.
Los árboles ceden sus ramas
al agua que se derrama
y cae de rama en rama.
Helada baja el agua,
impetuosa llega
el hada de la montaña.
Boyacá
En la calle Boyacá
alguien pela una cebolla.
Pero al ponerla en la olla,
cae rodando y se abolla.
Que sea boya la olla
en la calle Boyacá.
Me detengo. Voy acá.
Adela Basch tiene la música por dentro, pues le gusta todo lo que suene. Quizá por eso ha escrito canciones y muchos poemas. Las palabras tienen su música porque cuando pronuncias una palabra haces un sonido. Y de ahí que algunos poemas sean rimados y otros no tengan rima. Solo ritmo.
El 23 de noviembre Adela cumplirá 70 años. Y aunque esos parezcan muuuuuuuuchos años, en realidad, sería bueno que ella viviese mil años porque cada año que pasa, Adela nos regala nuevos libros que hacen felices a muchas personas chicas y grandes.
Todos sus libros son maravillosos. Cuentos, poemas, canciones… todo cuanto ella ha escrito destaca porque es bello y muy entretenido. En su país natal, Argentina, la quieren muchísimo. Y en todas partes. ¡Sus libros son unos viajeros que han dado muchas veces la vuelta al mundo!