Escrito por: Luis Carvajal
Hay un monstruo grande y raro
que sólo come palabras.
Se las come con las manos
como vienen, sin lavarlas.
Si la palabra es liviana
el monstruo nunca se harta.
Le gustan huecas, vacías,
llenas de aire, sin sustancia.
Para que el monstruo no venga
hay que pesar las palabras,
pensarlas, darles sentido
y saber muy bien usarlas.
El monstruo no come niñas,
pero les confunde el alma.
Llama bien a la injusticia.
Llama mal a la esperanza.
Les deforma los espejos
y se come sus palabras.
Para que el monstruo no venga
hay que pesar las palabras,
pensarlas, darles sentido
y saber muy bien usarlas.
Piensa muy bien lo que piensas,
lo que haces, lo que hablas,
que el monstruo le tiene miedo
a las niñas con palabras,
si pesan, tienen sentido
y saben muy bien usarlas.