Escrito por: Josefina Jiménez C.
Cada año, con la llegada del mes de diciembre, los cristianos esperamos el nacimiento de Jesús en nuestros corazones, en nuestras familias y en nuestro país. ¿Estamos nosotros preparándonos para recibirle?
Algunos dirán: ¿esperamos?
¡Sí! Nos preparamos a celebrar este nacimiento con la reflexión sobre las razones por las cuales Jesús nació hace 2018 años en Belén. Él vino a traernos la salvación, a librarnos del pecado, enseñarnos la manera de cómo llegar al cielo, dándonos una nueva esperanza.
¿Es necesario que Jesús venga a cada uno de nosotros esta Navidad? ¡Sí, rotundamente! Necesitamos ser redimidos del egoísmo, que nos hace pensar solo en nosotros, nuestros problemas y situaciones personales, sin importar quién necesite más que nosotros; liberarnos de la avaricia que nos lleva a querer más y más; del orgullo, la ambición, la falta de caridad, de la injusticia, la indolencia, la falta de generosidad y de amor hacia quienes nos rodean.
Necesitamos que Jesús viva en nosotros, en nuestras familias; y en nuestro país, para que nos amemos más, nos cuidemos más, tengamos mayor respeto por cada uno, valoremos más nuestras vidas y las de los demás; de esta manera, tendríamos una sociedad más justa, sin corrupción, familias unidas en
las que reine el amor y desaparezca la violencia, en especial los
feminicidios. Tendríamos una sociedad feliz, en la cual podríamos decir a toda voz: ¡Feliz Navidad!