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Mi Vaca de Retahílas, de Brunilda Contreras

Escrito por: Karina Castillo

 

Las retahílas, o, dicho de otra manera, rectas filas, es un juego de palabras que ha trascendido como una forma de contar historias desde tiempos antiguos.  A través de ellas, se mantienen vivas tradiciones, de una forma que entretiene y enseña. La autora Brunilda Contreras, en su libro Una vaca en retahílas, es un ejemplo de cómo se logra esta dualidad.

Las palabras enfiladas, aunque a veces no tanto, se entrelazan y abren, como en los siguientes versos:

Mi jardín tenía un botón
del botón brotó una flor
de la flor salió perfume
del perfume ilusión
de la ilusión un poema
del poema una canción…

Mientras que, en El concierto, los sonidos suben y bajan como notas musicales que viajan por el aire llevando su armonía:

Ra-ra cantaba Oscar Grillo
Ra-ra moviendo el martillo
Re-re cantó la cigarra
Re-re con una guitarra

Las retahílas, con el uso repetitivo de los vocablos, añaden ritmo al texto, facilitando su memorización.  De una forma lúdica, se aprenden conceptos que de otra forma resultaría más complicado. Nuestra autora ha utilizado magistralmente esta estrategia, como se muestra en el siguiente fragmento:

Este es el sol
que da electrones
a los sensores
de la antena
del caracol…

A su vez, hace simple aspectos del ciclo de la vida, como en Miel:

De la semilla del arbusto
del arbusto a la flor
de la flor al polen
del polen a la abeja
de la abeja al panal
del panal a la colmena
de la colmena a la mesa
de la mesa al paladar
del paladar al goce
de quien la miel va a disfrutar.

Las retahílas de esta colección viajan a través de la lámpara “jumiadora, que es amiga de estrellas, del sol y la luna…y que se cree uno de ellos”. Crecen con el caracol, que “guarda en su pecho toda la luz que toma del sol”, y juegan con las sílabas, como cuando reza:

Soltó el loro
¿qué loro?
Oropel
¿qué pel?
peluquero
¿qué ero?
erosión…

Sus versos hacen mucho más sencillo el mostrar la relación entre sustantivos y verbos, como en El dulce que la abuela quería preparar:

El viento dijo: -Brisa, sopla
la brisa dijo: -Racimo, afloja
el racimo dijo: -Coco, cae (…)
la leche dijo: -azúcar, endulza

En sus textos, Brunilda Contreras también nos cuenta de animales como Juan Cangrejo, al que llevaron al doctor, y el camaleón, cuya fiesta la preparaba el ratón, o personas como Ramona, a la que confundieron con “Mona Lisa”.

En fin, que mientras haya niños y palabras que aprender, las retahílas son un instrumento para leer, hablar, cantar, recitar y aumentar el vocabulario, no solo usando la memoria sino aplicando el sentido, a través del juego. Porque, ¿quién dijo que seguir una línea no podría ser algo divertido?

 

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