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Los feos

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La ‘feúra’ no viene sola, ¡nadie es feo y ya!… porque ser feo tiene sus consecuencias. Si en el barrio no saben los nombres de tus hermanos y se quieren referir a ti, dicen: «eso lo hizo el feo de don Aníbal y doña Felicia».

Al feo lo toman como punto de referencia… «solo atenderé por el día de hoy a todos los que están en la fila, del feo pa’lante; del feo pa’trá vuelvan mañana». Fíjense en algo: en las películas los bonitos son los protagonistas, y los feos son los choferes, los ladrones, los mecánicos o los malos.

En los bancos los bonitos son gerentes, cajeros, o encargados de Recursos Humanos y los feos son ‘guachimanes’ o mensajeros. En los anuncios, los bonitos son turistas, jefes de compañías o dueños de dealer.

Los feos son motoconchistas, choferes de carros públicos, mecánicos o carniceros.

En la Policía a los bonitos les ponen en las fichas… falsificadores… En cambio, a los feos, en la misma ficha les ponen ladrón o mañoso. En la televisión los bonitos son presentadores o lectores de noticia, en cambio los feos son tramoyistas, camarógrafos o comediantes…¡Eso no es justo! En este mundo parece ser un castigo nacer feo, pero los feos tenemos la culpa; tú le preguntas un feo: ¿cómo está la vaina? Y él te contesta: «la vaina ta’ fea».

Al feo, le ponen nombres feos…Federico, Antolín, pero los apellidos son más feos… un apellido de un feo es Moronta, Sepúlveda… pero el feo, cuando tiene un nombre feo se pone un apodo, pero termina poniéndose un apodo feo… los apodos de los feos son ‘Ñeñelo’, ‘Ñuño’, ‘Chivulo’.

Pero al feo, con los años, se les acentúa la feúra, dicen que no hay vaina peor que llegar a viejo siendo feo, pobre y calvo.