Escrito por: Víctor Reyes
Me he detenido a pensar si es verdad que los grandes hombres dijeron las famosas frases que se les atribuyen o alguien las pensó y luego para heroizar más al héroe… ¿Heroizar? ¡Wao!, (me acabo de inventar un palabro). Sí, porque cuando surgieron muchas de esas frases ellos estaban en campos de batallas o estaban bajo una presión que en verdad, no me imagino, nadie bajo presión se para a decir cosas tan bien pensadas… Y las frases no solo vienen de héroes, también vienen de hombres que se hicieron famosos en un momento de su vida. Por experiencia de todos vividas, cuando el ser humano está bajo presión lo que le salen son palabras impublicables, que decimos sin pensar; ustedes pensarán que soy un irreverente, pero piénsenlo un poco. No quiero desmontarles santos, pero está fuerte, por ejemplo: ¿piensan ustedes que Rodrigo de Triana en verdad grito: ¡Tierraaa!.. ¡No ombe no!, él quizás dijo: “¡Miércoles por fin llegamos a dónde íbamos!”, pero para inmortalizarlo había que acortar la frase y solo decir: ¡Tierra!
También está la famosa frase que se le atribuye a Napoleón Bonaparte, que dice que el hombre no se mide de los pies a la cabeza sino de la cabeza al cielo. ¡Embuste! Napoleón quizás dijo: «Chiquito pero tupio» o «Los perfumes buenos vienen en frascos pequeños».
Y la famosa frase de Martin Luther King: «Yo tengo un sueño», si fuera un dominicano hubiese dicho, “¡Qué maldita cuaja!”.