«La discapacidad es aquella condición bajo la cual ciertas personas presentan alguna deficiencia física, mental, intelectual o sensorial que a largo plazo afectan la forma de interactuar y participar plenamente en la sociedad».
Por este motivo el día 3 de diciembre de cada año se celebra el día mundial contra la discapacidad.
«Se calcula que mil millones de personas en el mundo viven con discapacidad y enfrentan muchas barreras para que se las incluya en aspectos sociales clave. A consecuencia de ello, no disfrutan del acceso a la sociedad de igual forma que otros, incluido en áreas como el transporte, el empleo, la educación y la vida política y social. El derecho a participar en la actividad pública es esencial para crear democracias estables, para una ciudadanía activa y para reducir las desigualdades sociales.
Promoviendo el fortalecimiento se crean oportunidades reales para la gente, se potencian sus habilidades y se les ayuda a establecer sus prioridades. El empoderamiento implica invertir en las personas –en empleos, salud, nutrición, educación y protección social. Cuando ocurre eso, están mejor preparadas para aprovechar oportunidades, se convierten en agentes de cambio y pueden asumir con más preparación sus responsabilidades cívicas».
Declaración de la ONU
Las políticas públicas en nuestrO país toman poco en cuenta a las personas que por alguna razón entran en el criterio de persona con discapacidad. ¿Qué podemos hacer entonces? Desde nuestro humilde lugar en el mundo podemos ofrecer una mano amiga a todo aquel que lo necesita para crear un mundo más justo y más solidario.
El ciego (no vidente) que necesita cruzar la calle y la persona en silla de ruedas que necesita subir una escalera, son la motivación para integrarnos a la noble labor de ayudar, porque es lo correcto ante Dios y la sociedad.