Antes ser peledeista
era orgullo a todo dar
que nos ponían a la par
de un gran idealista.
Que para serles realista
todos soñamos con eso,
aunque ahora les confieso
puede ser una vergüenza,
que cual virus de influenza
¡nos delate sin tropiezos!
El país se dividía
según don Franklin Almeyda
entre ladrones detritus
y el morado y su hidalguía.
De esa ecuación hoy día
no quedan ni los reflejos,
entre morados y pendejos
se divide esta nación,
que pa’ tanta corrupción
¡ya no caben más cotejos!
Si salías circulista
no cabías entre tu ropa,
te sentías la gran cosa
todo un gran peledeísta.
Hoy te acusa de arribista
un pueblo que te admiraba,
que ignoró que le robabas
hasta la respiración,
Odebrecht sin solución
¡no era lo que se esperaba!
Entre morados y pendejos
hoy está Dominicana
con una sola campana
que se escucha a lo lejos,
dejando a todos perplejos.
Pidiendo que haya justicia,
para esos que con malicia
se tan quedando con to’,
ni la esencia de Juan Bosch
¡se salvó de la avaricia!