El bolso de una mujer
no debe llamarse cartera
mucho menos billetera
por todo lo que ha de coger.
Desde hilos para tejer
hasta revistas y diarios,
se convierte en un armario
por todo lo que le echan,
desde miradas que acechan
hasta papel sanitario.
Yo no sé cómo acotejan
tanto en tan poco espacio
desde un perfume Topacio
hasta armas que la protejan.
Y si un vacío les dejan
meten panti y redecillas,
medias con sus zapatillas
rinse y shampoo para el pelo,
un ‘cidí´ de Don Miguelo
pepinos pa’ su mascarilla.
Meten rolos y cortauñas
esmalte aunque sea jueves.
Un paraguas por si llueve
‘panqué’ por si se engurruña.
Acetona pa’ las pezuñas
talco pa’ después del baño,
cremas pa’ engañar los años
su par de preservativos,
por si aparece algún vivo
comer sin que le haga daño.
Sin dejar de mencionar
los siguientes artefactos
un catálogo de zapatos
y aretes pa’ impresionar.
Tenazas para peinar,
comida por si las moscas,
y si les parecen pocas
las cosas que en ella caben,
son muchas más las que salen
¡cuando un ladrón le hace ‘coca’!