Retratar los muchachos con
todas las latas de leche cuando
cumplen el primer año.
El motoconcho, el
agua en funditas, y
vender tarjetas de
llamadas en los
semáforos.
Aplastarse el
afro con un
cartón duro;
ponerle tetera
a las botellas
de romo cuando se
daña el biberón.
Cuando no tenemos plancha,
meter la ropa debajo del colchón,
para quitarle las arrugas.
Ponerle a los televisores a
blanco y negro un papel de
celofán para que se vea en
colores.
Ponerle un vaso plástico a los
rayos de las bicicletas para que
suenen como un motor.
Usar un pote, como tanque de
gasolina.
Brillar calderos viejos con
fuego.
Ponerle un imán por debajo a
las balanzas de los colmados
para engañar a los clientes.
Cuando nos cortan la luz,
poner espejos en la casa del
vecino, dirigidos hacia la
nuestra para que nos alumbre
la casa.
El friquitaqui, el añuga perro,
el asunto de monja, el violado
son inventos dominicanos.
La varita para espantar mosquitos
y la vitilla.
El jarro con filo de sacar agua
de la tinaja, para que nadie se
‘embique’.
El hierro en forma de U para
cerrar las puertas de los carros
viejos; pegar las cajas de
dientes con coquí, y ponerle
hielo a los borrachos por sus
‘féferes’, para que se les quite
el jumo.