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Fuáquiti al extremo

Escrito por: Wilson Díaz

Era tan malo el concepto que tenía de su padre como político, que asistía a la escuela con un nombre falso.

Era un perro tan… pero tan pastor, que en vez de ladrar, oraba.

Era un señor con una memoria tan… pero tan mala, que se olvidó de olvidar.

Era un pasajero tan… pero tan sincero, que nunca pasó del 9.

Era un jugador tan… pero tan de mala suerte, que jugó todos los números y perdió.

Era un ciempiés tan… pero tan rico, que cambiaba sus zapatos todos los meses.

Era un mujer con el estómago tan…pero tan cerrado, que se tragó una llave para que le abriera el apetito.

Era un estudiante tan… pero tan malo, que repitió hasta el curso de los años.

Era un pintor tan… pero tan lento, que dibujó el mar Rojo, demorado.

Hubo un actor tan… pero tan bueno para las tablas, que cada una de sus obras era un palo.

Era un señor tan… pero tan comelón, que en vez de 207 huesos como todos, él tenía 208 ya que se tragó uno de pollo.

Era un acusado tan… pero tan teatrista, que para demostrar que la noche del crimen él estaba durmiendo, llevó la cama como testigo.

Era un herrero tan… pero tan mediocre, que tenía un hijo mal soldado.

Era un país tan… pero tan rico, que nunca le puso interés a su capital.

Era un caballo tan… pero tan haragán, que cuando le ponían la silla, la cogía para sentarse.

Era un avión tan… pero tan inteligente, que para aterrizar siempre tenía un plan piloto.