El futuro lo encontramos un minuto más adelante, perseguimos el futuro a una velocidad vertiginosa. Y me pregunto, ¿nos estamos preparando los dominicanos para los avances del futuro?
Ya hay países que hablan de sus prototipos de carros voladores; se ha diseñado, incluso, por dónde transitarán esos vehículos y las estaciones en donde se detendrán; pero me imagino yo, ese futuro no muy lejano sorprendiendo al dominicano; me imagino a un nieto de Juan Hubieres negociando con un nieto de Leonel o de Danilo, las líneas de los conchos voladores… las guaguas voladoras serán verdaderamente una realidad; me sigo imaginando a algunos pasajeros bajando por los palos de luz, ya que la próxima parada del concho volador les queda muy lejos, y prefieren bajarse antes.
También me imagino a un ‘degracimaito’ ‘carajito’, escupiendo para abajo o tirando cáscaras de guineos, para que les caiga a los peatones en la cabeza. Para ese tiempo, los vendedores tendrán unos ‘skateboards’ voladores, los limpiavidrios flotarán como astronautas, para ganarse sus pesos limpiándoles los vidrios a los carros voladores; los mendigos se encampanarán en grandes chichiguas, para pedir en los semáforos del futuro.
Yo sé que no viviré para ver todo esto, pero uso mi imaginación para transportarme a ese tiempo que les tocará vivir a los hijos de mis nietos.