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Dromedáriux: La batalla del armario, de Pedro Antonio Valdez.

Escrito por: Karina Castillo

Dromedáriux: La batalla del armario, así como su título, es una historia diferente y, como la mente de los niños, está llena de sorpresas.

En ella, el reconocido escritor Pedro Antonio Valdez, nos habla de uno que, debido a su comportamiento en la escuela, (no le gustaba hacer tareas), se tuvo que quedar en casa y perderse una tarde de playa junto a su madre y hermana. A esta última le gustaba llamarlo “Dromedario”. Cada vez que lo hacía, “la perseguía por toda la casa. En el fondo le gustaba imaginarse así, aunque no tuviera claro lo que era ese animal”.

De una forma ingeniosa, nuestro autor compensa la realidad desfavorable de su personaje, usando su imaginación fantástica, lo que le permite vencer el aburrimiento, creando un mundo paralelo más a su gusto. El narrador dialoga consigo mismo y el lector, poniendo de manifiesto sus reflexiones y “hechos”, que son registrados en una especie de bitácora.

Así nos enteramos de que Dromedáriux, como en su mente él se ve, se quedó a cargo de su tía Lola, “Lolatus”, quien luego de un rato cae en un estado de “hibernación”, durmiendo tan profundamente que solo sus ronquidos eran evidencia de vida. Esto le da la oportunidad al niño para desatar su inventiva y lanzarse en una tarde de aventuras galácticas.

En esta, se libra una batalla entre el “Ejército de los armarios”, formado por “Cátux, Koko Shús y Culé-Bratur”, entre otros, y el “Ejército de Dromedáriux”, compuesto por varios electrodomésticos como la tostadora, secadora, abanico, y hasta un celular que él mismo dañó cuando intentó lavar la ropa, los cuales recibieron “poderes” salidos de su especial caja plateada “Chanel”. Entre uno y otro pleito, Dromedáriux recibía instrucciones de una tal “Princesa Natalya”, quien le hablaba desde su celular para que salvara el universo.

En el proceso bélico sucedieron varios incidentes con el gato (Cátux), la lavadora, un almohadón de plumas, unos “pancakes” y un frasco de perfume, que provocaron una verdadera zona de desastre, la cual paró cuando dicha princesa les aclara que esa batalla no tenía sentido, que aunque las criaturas del Armario (los personajes que en realidad eran una maleta, un cinturón y una bota hechas de piel de animal) tenían “razón en sentirse molestas”, los humanos que habitaban esa casa no eran los responsables. Así nuestro amigo reacciona, justo antes de que su familia regrese de la playa y encuentre el desorden, incluyendo la cortina que usó para confeccionar su “traje espacial”.

En Dromedáriux: La batalla del armario, actores y acción surgen de manera constante e inesperada, manteniendo al lector conectado hasta el desenlace. Pedro Antonio Valdez presenta una dualidad de realidades en dos historias simultáneas: la que se despierta en la mente del protagonista, y la que realmente ocurre. El autor sabe identificarse con las frustraciones del ser humano incomprendido, dejando que sea el personaje quien cuente “su verdad”, y que lector juzgue por sí mismo.

Este libro, merecedor del Premio El Barco de Vapor 2013, entretiene y permite dar rienda a la imaginación y creatividad, aunque no sepamos “qué será de Dromedáriux cuando lo atrapen”.