Escrito por: Raúl Pérez
Caballos históricos y su colorido
espectáculo al galope
Colaboración especial del comunicador especializado
César Daniel Medina Núñez
Aunque hubo una considerable cantidad de caballos con calidad antes de 1966, es a partir de ese año y hasta 1968-69, que la hípica dominicana alcanza su mayor esplendor, concomitantemente con la más elevada concentración de seguidores en todo el territorio nacional.
Es bueno consignar que en los primeros 10 a 15 años de hípica formal, tramo comprendido entre 1944 a 1960, fueron varios los hipódromos que, fuera de la capital, funcionaron en diferentes provincias del país, específicamente en Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, pero eso no significó ningún tipo de crecimiento económico ni de apoyo popular, para el deporte hípico. Fueron a nuestro entender, simples ensayos y/o formulismos de cortesía de algunas familias pudientes del país, para halagar la pasión y el entusiasmo que, sin lugar a dudas, despertaban en el entonces presidente Trujillo, las carreras y los caballos.
En atención al interés histórico, es justo dejar constancia de que antes de 1944, año de construcción del Perla Antillana, se realizaban carreras de caballos más o menos informales en el país. Desde la primera década del Siglo XX, con la participación de caballos criollos y algunos híbridos de los llamados de ¼ , ½ y ¾ de sangre. Los ejemplares pura sangre de carrera, cruce de yeguas madres inglesas con sementales árabes, cruces iniciados en Inglaterra durante el siglo XVIII (Thoroughbred), comenzaron a ser importados a RD a partir de la inauguración del Perla Antillana.
Antes de la época de oro (1966-1968) cabe destacar a ejemplares de la categoría de Dicayagua, el más popular de finales de la década del 40 y los primeros años de la del 50 del pasado siglo XX.
Los caballos históricos -pre década del ’60 siglo 20- grabados en el recuerdo- han sido, entre otros: Dicayagua, Sombra (nombre original Signal Flash), Lotería, Tetelo, César, Adorante, Atila, Fabricatión y otros de igual o menor jerarquía, pero que no tuvieron tanta nombradía.