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Danza Binaria

Escrito por:

Por Brunilda A. Contreras N.

 

Érase una vez un extraño planeta llamado NADA. Por supuesto, allí no ocurría cosa alguna. Solo un viento susurrante se escuchaba de vez en cuando. De puro aburrimiento, un día a NADA, impulsada por el sonido del viento, se le escapó un suspiro, largo y profundo. Ah, también era fuerte, tanto, que en su impulso solidificó la energía emitida y creó una sucesión de puntos. Estos formaron una línea, tan larga y delgada que no pudo sostenerse en pie; se dobló y creó la siguiente figura.

Ero, ero, pareció decir el viento, y a la nueva figura se le ocurrió nombrarse CERO. Estaba sola y aburrida hasta que de nuevo suspiró el planeta. Esta vez emergió una nueva línea de puntos. Brotó con tanta fuerza que se mantuvo erecta, así:

Entonces el viento pareció cantar UNNNN. Y la línea adoptó el nombre de Uno.

Por largo tiempo Cero y Uno se mantuvieron en silencio hasta que, hastiados, decidieron echarse en cara lo que creían eran sus miserias.

—No tienes valor alguno —dijo Uno.

—Y tú, vales tan poco que da trabajo verte —respondió el Cero.

—Gordinflón!

—¡Desnutrido!

Así se encendió la pelea, hasta que salida de NADA se escuchó una voz que retumbó:

—Ustedes son idénticos en esencia —aseguró.

—¿Yo igual a ese don Nadie? —preguntó despectivo  Uno.

—¡No me compares con ese desnutrido!_ protestó Cero

Sí, —insistió la voz— son idénticos.

Pareció entonces que esa voz se paró frente a ellos y ordenó:

—Enderézate.

Y Cero obedeció.

—Encórvate.

Y Uno se dobló.

Al obedecer, Cero y Uno se dieron cuenta de que  en esencia eran idénticos. Una línea de puntos cada Uno, con diferentes formas. Se abrazaron, lloraron y se pidieron perdón.

Y, según dicen, desde entonces forman una bellísima pareja que ahora se deleita en los amplios salones de la era digital.