Escrito por: Víctor Reyes
Usted se ha detenido a pensar, ¿cuántas cosas caben en la cartera de una mujer?… ¿Muchas cosas verdad?…Recuerdo a mi abuela que andaba con una cartera que tenía de todo. Me duele la cabeza, ella sacaba una aspirina. Me caía de una bicicleta, ella sacaba una pomada. Se me salían los mocos, ella sacaba un pañuelo. Iba a llover, ella sacaba una sombrilla. Había que apuntar algo, ella sacaba un lapicero. ¡Abuela tengo hambre!– mi abuela de adentro de su cartera sacaba un guineo. ¡No quiero guineo! Y mi abuela sacaba de su cartera un pan con queso. En la guagua me mareaba y mi abuela sacaba de su cartera un limón. Si íbamos recoger un envío mi abuela sacaba de su cartera la cédula. Si había que ir al baño, mi abuela sacaba de su cartera un papel sanitario. En la cartera de mi abuela había chicles, y si no te gustaban los chicles, ella te daba una menta. Si íbamos a la iglesia, de su cartera mi abuela sacaba un Rosario, si íbamos a la farmacia, mi abuela sacaba una receta; si íbamos al colmado, de su cartera mi abuela sacaba dinero. Y eso… que no hemos contado que en la cartera de una mujer hay medias pantis, hay pintalabios, un kit de maquillaje, un pote de perfume, un recordatorio, una lista de compras y un gas pimienta por si le sale un delincuente. Aplaudimos a un mago al verlo sacar un conejo de un sombrero, pero no nos detenemos a pensar que la verdadera magia la hacen las mujeres, cuando logran guardar y sacar cuando se le ofrece, tantas cosas de su cartera.
