Escrito por: Josefina Jiménez C.
Cierta mañana, Carlos Murciélago estaba muy triste al regresar de la escuela.
Al ver que lloraba en silencio, mamá murciélago le pregunta:
-¿Qué pasa, Carlos? ¿Por qué estás tan triste?
Él le responde: “Hoy en la cartelera de mi curso, mi nombre no estaba completo. Todos me llamaban Mur…
-¿Mur? ¿Y por qué así?
-Casi todas las vocales de mi nombre desaparecieron, parecía como si se hubieran ido de paseo.
-¡Pobrecitas respondió la madre, es posible que quisieran ir a jugar, extrañan las vacaciones! Ten paciencia, –le aconsejó- ellas volverán.
-Eso me dijo la “U”, que fue la única que se quedó en su lugar. Ella aconsejó a sus hermanas que no se fueran a pasear, que mi nombre se quedaría incompleto y podría cambiar.
La “U” llegó tempranito y ocupó su lugar, pero las demás vocales todavía seguían de paseo.
La mañana siguiente, Carlos Murciélago escucha que le dicen: Buenos días, Murci…
Se extraña, al ver que en el letrero ya estaba la letra “I”.
-¿Dónde dejaste a las demás, pequeña “I”?
-Vienen de camino, no pudieron regresar a tiempo.
-No te preocupes, Carlos, -dijo la “U”- dirigiéndose a su amigo que todavía estaba triste por la ausencia de las demás vocales que faltaban en su nombre, ellas llegarán muy pronto.
El ánimo de Carlos iba aumentando, pronto su nombre estaría completo.
Y así fue, al llegar al otro día a su escuela… al saludar a sus compañeros diciendo:
-¡Buenos días!, todos respondieron:
-¡Buenos días, Carlos Murciélago!
¡Qué alegría sintió al escuchar su nombre completo!
No entendía ¿qué había sucedido?
Miró la cartelera y allí vio todas las vocales de su nombre colocadas en su lugar.
Sonriendo…solo pudo decir: ¡Gracias, amigas por regresar!