Escrito por: Víctor Reyes
Nosotros los pobres vivíamos siempre muy medidos, por tal razón cuando conseguimos dos pesos que no teníamos, es igual que cuando se suelta un perro de raza que lo primero que hace es mandarse a correr por todo el barrio. Pues muy parecido es cuando al pobre le entran unos pesos que no estaba esperando. Lo primero que hace el hombre es llamar al colmado y pedir Whisky, porque está muy ‘jarto’ de beber romo. La mujer sabiendo que a la casa entró una borona que no estaba en presupuesto, arranca ‘pal’ súper y llena un carrito de todo lo que encuentra en los pasillos. El hombre bota los pantalones que lo tienen ‘jarto’ y compra par de remúa, mientras que la mujer baña a los carajitos y va donde Mingo y le compra a los muchachos varias ropas de paca. El hombre, cuando consigue par de pesos cambia el carrito, la mujer comienza a presionar al marido para que busque una casa más grande porque esa le queda chiquita, deja de coger carro público y solo se mueve en Uber y va a un salón que queda lejísimo de su casa . Cuando al pobre le entra un dinerito que no estaba esperando, enseguida lo comienzan a visitar gente que antes no lo visitaban, los primos se ponen cariñosos y las chapiadoras le hacen ojos bonitos. Cuando al hombre le entran un par de pesos va al colmado que le fiaba con gesto, y le dice al colmadero que le saque la cuentecita que él tiene. La mujer cuando entra un dinero extra le pone ropa, una especie de poloshirt, al inodoro; lleva al perro al veterinario, y le pone los dientes a un tío que lleva años sin los peloteros. En fin, cuando nos entra un dinerito nos volvemos locos, gastamos más de lo que nos entró y tenemos que darle la boca de nuevo al prestamista, rogarle al colmadero y pedirle números a Cristian Casa Blanca a ver si nos da unos numeritos para volvernos a poner en buenas.
