-El taco se guaya de un lado de lo tanto que caminamos con el pobre zapato.
-El carro tiene pequeños choquecitos, que por la olla se van acumulando y termina delatándonos; dejando ver el mal momento que estamos pasando.
-Lo que cocinamos nos pone en evidencia; no hay cosa que huela más que un arenque en casa de pobre; ni algo que suene más que el concón raspado con necesidad de rendir la comida, o un huevo friéndose al mediodía,
-Si tienes dientes postizos, un día comiendo se te rompen y procedes a pegarlos con coquí, pero los fatales nunca quedan como estaban antes de romperse.
-El día que te llega visita, a la que le estás mintiendo sobre lo bien que te está yendo en tu nuevo trabajo, ahí mismo te cae el maldito cobrador y te arma un show frente a los amigos, haciéndote pasar la vergüenza, al poner tu olla en evidencia.
-Vas enamorado a la casa de una joven de buena posición. Le ‘has dejado caer’ a los padres que eres ejecutivo de la Barry Gold, pero al levantar el pie muy orondo, termina viéndosete el hoyazo que tienes en la suela del zapato.
-Te pones a decir en el trabajo que tu teléfono tiene un plan ilimitado; alguien lo toma para hacer una llamada, y le sale la vocecita de la mujer que dice: «Lo sentimos, su número se encuentra suspendido por falta de pago».
-Se te rompe una patica de los lentes, y como no tienes ni cincuenta pesos para pegarlos, lo pegas con masking tape y todo el mundo se da cuenta por lo que estás pasando.
-La cantidad de cascarones de huevos y las latas de sardinas que aparecen en la funda de la basura de tu casa.
-La ropa repetida; sí, porque cuando estamos en olla, la ropita se nos acaba más rápido.
-El que está en mala no viste a la medida; la ropa le queda más grande o más chiquita; claro, le queda grande porque la compró en un momento de zafra, mientras que la que le queda pequeña es la que le traen sus familiares de afuera; que la persona dice: ¨este me sirve, aunque sea de una talla menos¨.