Escrito por: Karina Castillo
Los poemas de Luis
Carvajal tienen un denominador común: un sentimiento profundo por la vida, sus hijas y por la patria. Pero el autor no lo guarda para sí, sino que es generoso y lo brinda entre sus versos,
envueltos en ese afecto paternal que lo delata, como cuando inquiere:
«¿A dónde vuela
su inocencia temprana?
¿Cómo sueñan los sueños
encarnados
después de nueve meses
en un vientre?
Esa misma generosidad la manifiesta en su anhelo por un
mundo mejor, cuando expresa:
«Tengo una escoba de
nubes…
Mi niña voy a limpiarlo
para que sueñes y andes».
Para el poeta Carvajal,
las palabras importan, tienen sustancia, tienen peso. Y así lo deja ver en
estos versos:
«Piensa muy bien lo que
piensas
Lo que haces, lo que
hablas,
Que el monstruo le tiene
miedo
A las niñas con palabras,
Si pesan, tienen sentido
Y saben muy bien usarlas»
Es en esa búsqueda de
sentido, que comparte lo aprendido de la hormiguita que «canta, vuela, sueña
sola y trabaja sin descansar», y de la oruga, para la que «crecer duele, pues
tiene que romper su piel», mucho antes de ser mariposa. Y es que crecer
y aprender son aspectos de la vida muy importantes para el poeta:
«Ya creció mi chiquitina.
Sabe leer y ya escribe.
Como niña grande vive:
Estudia, juega, coopera.»
Luis Carvajal también
nos dibuja un mapa, que es mucho más que la imagen del relieve de la tierra.
Este mapa es gente, recuerdos, historia y añoranzas, y en él «no hay nada
ajeno, extraño o lejano», porque como él mismo dice:
«En él viven mis
hermanos.
En él se encuentra mi escuela
Y la tumba de mi abuela
Y están mi calle y mi casa.
En mi escuela hay un gran mapa
En el que ondea mi
bandera.»
Los poemas del escritor
Carvajal se mueven: Tienen «pasos, versos, esperanza» que «ruedan en noche de
luna». Estos también están llenos de imágenes, como la del espejo, por el que
la cara de otro?» O la de la niña, que al cumplir otro año de vida; «se volverá
nos pregunta: «¿qué puede pasar, si se dañan…y al mirar nuestro reflejo vemos
para poder dormir? Pero, lo que sin duda mueve a nuestro poeta, es su
pez». Así también, la imagen de «la piedra que viste de río y el río que tiene
sed». ¿Será posible que el mar tenga sueño y que espere a que la niña salga
amor de padre.
Con sus versos enseña a
ser auténticos, a conocer los nombres de los dedos, a sumar y restar y que,
mucho mejor que tener cosas, es tener con quién compartirlas porque: aunque
«quede una sola pelota, como son tres hermanos, nuestra es la que buscamos».
El autor Carvajal, piensa que son muy lindas sus niñas, «mas no las quiere por eso». En cambio,
quiere que cada niña (o niño) recuerde que, «aunque chiquita, no tonta», y sepa
decir oportunamente: «no me venga a hablar del cuco». Para el autor, no
escuela van juntas, agarradas de las manitas» y que, junto a la patria, «sabe
hay mayor satisfacción que verlas crecer y ser independientes, que «a la
un futuro mejor.»
que ellas pueden ser tres luces, tres esperanzas, tres motivos de confianza en
En resumidas palabras,
los poemas de Luis Carvajal tienen un lema: «para siempre y desde ahora lucharé
por ser feliz» y como un regalo, nos ofrece sus versos que «ruedan, pisan,
vuelan, cantan… inspiran, «Ccomo si tuvieran alas».