Señores qué grave problema este de los parqueadores de las calles; quieren dinero a la mala y si no les das, te ofenden, te ultrajan y si te descuidas… hasta te agreden, ante la mirada torpe e indiferente de nuestras autoridades. ¡Esto no puede ser! La paciencia del dominicano tiene un límite y yo estoy seguro que cuando este pueblo reviente, aquí no se sabe lo que pueda pasar. Lo siento por mis hijos y por mis padres ya que nunca se sabe en el lugar y el momento en que el punto de ebullición de esta bomba de tiempo en que nos han convertido, vaya a explotar. Es con nada que tenemos un respiro. Esto es tiro por arriba y candela por abajo…