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Roba la Gallina

POR:


Lenguaje gráfico: Cristian Hernández

Un personaje de lujo nos abrió la puerta de su corazón. El mítico Roba la Gallina, que muchos pensaban solo existía en el imaginario popular nos ha concedido una entrevista sin desperdicios. Conoce mejor sus inicios y un pasado oscuro que le sorprenderá a mucha gente.

 

  1. ¿Es usted hombre o mujer?

RG: Gracias por darme la oportunidad  de hablar por este tan leído periódico. Debo decir la verdad ante todo: yo soy un hombre vestido de mujer.

 

2. ¿Y por qué el Roba la Gallina tiene que ser un hombre vestido de mujer?

RG: La verdad es que hoy soy una figura del carnaval, pero originalmente represento a ese hombre que, por necesidad, salía a robar gallinas, y lo hacía disfrazado, para que no lo conocieran. Me he convertido en una figura del carnaval y la multitud –detrás de mí– vocea: «¡Roba la Gallina, palo con ella…!¡Tin tin, manatí…Ton ton, molondrón!».

 

3. ¿Y por qué, en principio, usted salía a robar gallinas? ¿No cree usted que eso está mal?

RG: ¡Claro que está mal! Lo que pasa es que estaba desempleado, y en el colmado no me fiaban ya ni una caja de fósforo. Por más que voceaba: «¡El mejor colmado, el de aquí…! ¡El que vende barato, el de aquí!» ni por eso se dignaban a fiarme; y por más que gritaba en el barrio… «¡Se me muere Rebeca, ay, ay!» nadie me hacía caso. ¡No me ayudaban! Así que, por necesidad, salí un día  a robar una gallina para hacerle una sopa a mi hija que estaba más flaca que «La Muerte en yipe». Desde entonces mi Rebequita ha echa´o sus libritas, pero no puedo confiarme, porque yo nada más «pico» en la época de carnaval. Mi negocio es como el de las jugueterías y las editoriales, que hacen su agosto una vez al año. Mi agosto es en febrero y marzo.

 

4. ¿Y esa primera vez que usted salió a robar gallinas, cayó presa?

RG: ¡Claro que caí presa, y por más que les dije que lo había hecho porque a mí me estaba llevando el diablo (y no el cojuelo), no importó: me entraron a vejigazos! Y en esa época no valían los derechos humanos. En esa época primero te malograban, y luego preguntaban. Ahora bien, eso era por robar una gallina, pero el coronel que me mandaba a la chirola y se robaba todos los motores que andaban sin placa circulando, ese sí era «don Cirilo». A ese no lo detenían. Ahora yo sigo siendo un infelí, pero él no. Ahora sigue siendo un gran señor… un militar retirado.

 

5. Usted me excusa, pero es que aunque haya sido solo una gallina, un robo es un robo. En ambos casos, ¿no es cuestionable el hecho?

RG: Perfecto, pero la justicia debe dejar su carnaval y meter preso a una comparsa de ‘tiznao’ que se han vivido robando el país y nadie dice nada. A mí, que soy la chiquita, la ‘Roba la Gallina’ me entran a vejigazos, pero a esos ladrones de saco y corbata los tratan como al ‘rey momo del carnaval’ y viven to’ el tiempo monta’o en la comparsa gubernamental sin pasarles nada como consecuencia de sus malamañas. ¡Qué bueno que e´ así, que la soga se rompa por el lao más fino!

 

6. ¿Y usted no explicó a los policías que se lo llevaban preso, la razón por la cual salió a robarse esa gallina?

RG: ¡Claro!, pero esos policías se comportaron como unos ‘tiznao’ y empezaron a pedirme dinero, diciéndome: «Dame lo mío, sino te ensucio el expediente». ¿Y qué le iba a dar yo, un hombre que no tenía en qué caerse muerto? Cuando vieron que la única que fue a verme fue mi pobrecita Rebequita, con sus costillas afuera, tres guardias de turno me hicieron una colecta pal pasaje y me soltaron pa´ Semana Santa. Le dijeron al coronel, que pa´ esa fecha vivía ajumao, que él lo había autorizado. Y me soltaron. Uno de ellos me dio ocho nietos con mi Rebeca.

 

7. ¿Cuántos años usted lleva participando en el carnaval de la vida?

RG: He sufrido y mucho…he aguantado muchos vejigazos, me han roto muchos cascabeles y muchos Diablos me han pegado Los Cachos. He sido asaltado por muchos Alí Babá; me han engañado Los Platanuses, que me han jugado El Papelón.

 

8. ¿Dónde ha vivido usted en todo este tiempo que lleva de vida?

RG: Yo soy nómada, me la paso de carnaval en carnaval. Un tiempo me la paso desfilando en el carnaval de La Vega, otro tiempo en el carnaval de Santiago, en el de Bonao y termino desfilando en el Malecón de la capital.

 

9. Aunque me dijo que –en el fondo– usted es un hombre, después de tanto tiempo vestido con faldas, nalgas y pechos, ¿ya se siente mujer?

RG: Es que uno es lo que siente y ya me siento ser mujer, por eso me visto como mujer… Por cierto, ¿tú eres soltero, lindo?

 

10. Nooo. Yo soy muy casado. Mucho con demasiado. ¿Y todo ese tiempo ha vivido sola?

RG: ¡Claro que no! Una vez me enredé con un Califé, después me junté con un Lechón de Santiago y hasta le crié unos muchachos; luego me enganché con un Diablo Cojuelo de La Vega y, actualmente, estoy con un Macarao de Bonao… aunque cuando vengo al carnaval del malecón me entretengo con un Califé. ¿Y tú, vives lejos?

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