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Ramón Molina (no.49)

POR:


Lenguaje gráfico: Cristian Hernández

Nunca una entrevista resultó tan divertida. Mi hija de trece años –y amante de los perros– me acompañó. Ambas nos quedamos con la boca abierta cuando vimos la demostración que nos hicieran Ramón Molina y su esposa. No lo negaré: no soy buena creyendo cuando me vienen con las historias de los perros entrenados; pero reconozco que esta vez me equivoqué. Ramón sabe lo que hace. Lo vi con los dos ojitos que tengo en la cara. El entrenamiento es efectivo: de verdad funciona.

Lo que más me conmovió de conocer a esta mezcla de bombero, filósofo práctico de vida, rescatista y entrenador de perros fue el tamaño de su corazón. Todo cuando dijo (y que lamentablemente el espacio no nos dio para publicar) venía cosido al corazón. Cuando a usted le digan que el mundo está «perdido» piense en Ramón Molina, un hombre dulce e inteligente que moverá, junto a sus perros entrenados, cielo y tierra para encontrarle.

 

1. ¿Cómo funciona eso de entrenar perros? ¿Cómo es eso? ¿Dónde aprendiste eso?

RM: Todos los adiestradores del mundo comenzamos por una pasión que se llama el amor a los animales. Todos –todos– comenzamos con el animalito de la casa, cuando somos niños. Es cuestión de cultivar eso en el niño o culturizarlo, luego de ahí uno comienza a capacitarse de manera técnica o de manera profesional. Si se va a estudiar el comportamiento canino, se llama «etología», la carrera: ciencia que estudia el comportamiento de los animales en su ambiente natural.

 

Aquí, en nuestro país –República  Dominicana–, y en Latinoamérica entera, no hay etólogos; bueno, creo que México tiene y Argentina. Después no hay otro y para hacerte etólogo debes ser biólogo o veterinario  primero; o sea es una especialidad muy amplia y muy compleja. Ahora bien, algunas personas podemos alcanzar  un nivel técnico; y, por la pasión que tenemos por los animales, podemos incursionar en el adiestramiento canino; uno comienza a documentarse, a hacer cursos técnicos… y de ahí en adelante uno desarrolla esa labor, se convierte en una profesión.

 

2. Si alguien te llama y te dice: yo quiero que tú me entrenes este perro para esto, ¿tú ayudas a que la gente defina para qué lo debe entrenar?

RM: Muchas personas, antes de adquirir el perro, tienen que buscar la asesoría de un experto. Esa es la recomendación que nosotros damos. Muchas personas quieren proteger su casa, compran un Pastor Alemán, me lo traen y me dicen: «Mira entréname este perro para seguridad», pero quizás ese perro no venga con los valores genéticos ni el temperamento adecuado para realizar esa función.

 

Entonces, ahí es donde vienen los problemas. La gente comienza a decir: «Ese perro no sirve, ese perro deja que todo el mundo entre a casa», pero es como nosotros, los seres humanos, somos la misma especie, pero no todos tenemos las mismas cualidades; por ejemplo, la labor de un caricaturista: por más que yo quiera hacer eso no voy a poder. Por eso hay áreas, entonces así mismo tienen los perros áreas; porque sea Pastor Alemán, no necesariamente tiene que tener las condiciones para realizar una función. Entonces nosotros, lo que hacemos, es que asesoramos a la persona.

 

3. Si yo tengo un perro y él tiene un problema de comportamiento y el perro me da ‘carpeta’ y quiero salir del perrito porque este se me come los muebles, los zapatos, y tengo que esconder todo, ¿qué debo hacer?

RM: Esto se llama corrección de comportamiento no deseado. Pero a un entrenador que tenga conocimientos de la etología porque ahí tenemos que cambiar la conducta de ese animal. Entonces, hay técnicas y metodologías para tratar ese caso.

 

Anteriormente aquí lo que se utilizaba era traer al perro a nuestro centro de adiestramiento; pero, hoy en día, en Molina K9, por el perro ser un animal territorial, le visitamos… vemos el comportamiento del perro.

 

En el caso del perro que rompe cosas en la mayoría de los casos lo que hemos determinado es por estrés y ansiedad. Le pregunto a muchos dueños, ¿cuántas veces al día tú sacas a tu perro? ¡No lo sacan! ¿Cuántas veces llevas a tu perro a ejercitarse? ¡No lo sacan! Entonces eso es como que a usted le pongan dentro de su casa y nunca lo saquen de la casa. Los seres vivos, todos, incluyéndonos a nosotros, tenemos cinco necesidades fundamentales para mantenernos sanos física y mentalmente: alimentación, descanso, recreación, ejercicio físico y afecto.

 

¿Qué sucede cuando faltan algunas de esas cosas? Entra en ansiedad y la ansiedad –usted sabe– es un síntoma incontrolable. Hay personas que se ponen ansiosas que comienzan a comerse las uñas, son víctimas de la ansiedad, hay personas que están hablando con usted y menean los pies, es porque están ansiosos y, luego de esto, viene el estrés –y luego de ahí– usted se enferma.

 

4. ¿Siendo entrenador de perros uno se puede ganar la vida?

RM: Sí. No solamente siendo entrenador… hasta siendo limpia-botas. Todo va a depender del empeño, la pasión y el esfuerzo que usted le ponga a lo que haga en la vida. Todo –todo– es trabajo… con lo que sea usted se puede ganar la vida. Ahora, de brazos cruzados le aseguro que no se la va a ganar nunca, nunca. No importa lo que usted haga: hágalo con esmero, con esfuerzo, con dignidad y con pasión.

 

Por eso yo me declaré ser un hombre feliz. Cuando usted logra trabajar en las cosas que a usted le gustan, que usted se siente bien en eso, usted lo hace con esmero y eso es un componente; algo que contribuye a su felicidad. En el caso mío, es que yo me di cuenta tarde de esto.

 

5. ¿Los perros de la Policía, los entrenan ‘fuera’ y los traen?, ¿cómo funciona eso?

RM: No, eso se hace aquí. En principio sí se traían los perros, pero ya no, la Policía tiene sus entrenadores. La DNCD tiene sus entrenadores, el Cuerpo de Ayudantes, el CESAC y, cada institución, tiene sus entrenadores.

 

Nosotros trabajamos también con la Policía Nacional, y en la parte de búsqueda y rescate. Es que yo me especialicé en un área, en el área de «búsqueda y rescate de personas vivas bajo escombros» con ayuda de perros entrenados… para casos de terremotos.

 

6. ¿Estuvo cuando pasó el terremoto de Haití?

RM: Yo estuve ahí con mi perro, un perro que tuve que se llamaba Argos, ya murió. Argos no era mío; era mío porque fue cría mía, pero yo se lo había regalado a un amigo y él me lo prestaba para que yo trabajara. En el terremoto de Ecuador también estuvimos.

Para esos trabajos nos localizan los organismos de rescate a nivel nacional, la seguridad por ejemplo el COE, Defensa Civil. También estuvimos en la explosión de la estación de gas en Los Ríos… en el rescate del Pico Duarte, en un sinnúmero de rescates.

 

7. ¿Cuál ha sido, de todos los rescates que has hecho, ese que recuerdas de una manera especial?

RM: El de Haití. Este me pegó muy fuerte. A mí y a todo el que estuvo ahí. Es que fue muy catastrófico… eso fue algo devastador… te digo que –para poder comer– teníamos que arrastrar los muertos, los cadáveres, despejar, como a veces tú limpias un área para hacer un campamento de escombros y hierbas; sí, nosotros éramos de personas. Entonces se pueden imaginar lo impactante… Yo hasta un libro quería escribir de eso, pero me he quedado ahí, porque fue muy devastador.

 

8. ¿Y tú solamente estabas buscando cadáveres?

RM: No, en esas situaciones los cadáveres pasan a un segundo plano, además en Haití no hacía falta nada para encontrar cadáveres, ¡se caminaba sobre ellos!, las botas que yo utilicé allá las boté; no se podían utilizar, porque estaban tan contaminadas… o sea tú pisabas sobre algo y era cualquier parte del cuerpo y vimos cosas que ustedes no pueden imaginar.

 

9. ¿Cuál suceso de esperanza, en medio de tanto dolor, tú pudiste experimentar?

RM: La satisfacción de encontrar a alguien con vida, ver la persona, la cara de la gente cuando ve que le sacamos de los escombros; eso es algo que te conmueve mucho, te llena de ánimo y te da fuerzas para seguir; y también la hermandad que forjamos todos los rescatistas. Hicimos grupos donde nos hacíamos amigos, y quedamos en contacto. Rescatistas de Canadá, Perú, México, Francia… y nos mantenemos todavía unidos. Entonces, la amistad que se forjó en esa área de rescate y que estaban tantas naciones bajo un mismo fin: ayudar a las personas.

 

Eso fue lo positivo que se pudo sacar de ahí, pero después de ahí los traumas y las secuelas que la mayoría de rescatistas nos trajimos a nuestras casas fueron muy fuertes. Hubo personas que tuvieron que estar en manos de psicólogos para poder superar esa situación.

 

10. Cuéntanos del tipo de servicio que estás ofreciendo actualmente.

RM: Ahora mismo estamos ofreciendo para perros de familia «comportamiento y obediencia básica». Estamos también trabajando los perros de seguridad personal y seguridad de área y trabajamos, por supuesto, la pasión: «vivos bajos escombros y cadáveres».

 

Estamos trabajando en algunos proyectos innovadores que vienen para el país con el uso del perro. Tenemos tres proyectos que todavía no han salido a la luz, dos de ellos son el perro de «protección contra la violencia de género», y el perro de «detección de las vacas en celo». El tercer proyecto son los perros de detección de frutas, vegetales, billetes para casos de aeropuertos, control de plagas…

 

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