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Onelia Aybar  y María de Jesús de Mansfield (No.64)

POR:


Lenguaje gráfico: Cristian Hernández

 

  1. ¿Cómo surge el Instituto de Ayuda al Sordo Santa Rosa?

OA: Se fundó en febrero de 1972 –tiene 44 años de creado– y fue una iniciativa de un grupo de dominicanos, entre los cuales estaba María Consuelo de Pérez Hernán, quien fue la primera presidenta (ya difunta); este instituto se creó con el interés de que hubiese una institución que ofreciera programas de atención y de integración, y que no solo estuviera constituida por la parte académica, sino que también velara por otros aspectos de la formación de las personas, de ahí surgió esta iniciativa.

 

2. Si hay jóvenes interesados en aprender el lenguaje de señas en el centro, ¿pueden venir a aprenderlo aunque no estén formándose en eso?

OA: Claro, nos interesa mucho que las personas que no son no videntes se involucren, las personas que están aquí son específicamente para enseñar el lenguaje de señas, ellos trabajan con todos los alumnos, imparten el lenguaje de señas como una asignatura del currículo a las familias, al personal docente y a personas externas  interesadas en aprender; permanentemente nosotros estamos impartiendo el curso de lenguaje de señas.

 

3. ¿Y ese curso tiene algún costo?

OA: Sí, el que es para personas externas tiene un costo porque también es una forma de captar recursos, recuerde que es una organización de servicio social, sin fines de lucro y es una batalla permanente la que se lleva para obtener los recursos necesarios para desarrollar los programas que se ofrecen.

 

4. ¿Qué compromiso tiene el Estado para mantener en buen funcionamiento este centro educativo de atención especial?

OA: Es un batallar desde la existencia del Instituto por encontrar los recursos para desarrollar los programas que se ofrecen y los servicios a las personas sordas. El Estado, en este momento, ofrece 33% del presupuesto: lo cubre mediante una subvención y el pago a cinco maestras de las que tenemos en la escuela. El Instituto tiene que gestionar los recursos para todo lo demás; por ejemplo, nosotros tenemos un servicio muy costoso de lo que es el transporte escolar… porque aunque esta escuela está en El Millón, si usted analiza la procedencia del estudiantado, de El Millón no hay nadie. De los 214 estudiantes del centro, 210 vienen de los barrios más distantes que usted se pueda imaginar. Para las familias pobres, que es el 99% de la población escolar nuestra, trasladarse a El Millón desde donde viven significa una inversión diaria que ellos no podrían costear y no vendrían al programa escolar.

 

5. ¿Y ese autobús es de ustedes?

OA: No son nuestros, son autobuses contratados. Teníamos autobuses propios, pero cuando ya llegaron a un deterioro tan grande, no teníamos cómo poderlos sustituir ni quién nos donara, y optamos por contratar el servicio… y es un monto muy elevado. El transporte es vital. El Instituto tiene grandes gastos, y ofrecer programas educativos del tipo que nosotros ofrecemos –es una educación especial– resulta costoso.

 

6. ¿Cuál es el horario en el centro?

OA: Hasta la 1:00 de la tarde. Es una de las cosas por las que nosotros estamos abogando desde hace un par de años: por la tanda extendida. En el centro tenemos un horario de 8:00 a.m. a 1:00 p.m., un poquito más extendido que el horario común de las escuelas públicas, pero eso es un horario muy corto cuando se trata de trabajar con las personas sordas porque el ritmo de los programas es un poco más lento –en la mayoría de los casos– y tiene muchas especificidades. El ritmo de trabajo nuestro ordena mucho más tiempo, lo ideal es que estén en la escuela en una Jornada Escolar Extendida hasta las 4:30 de la tarde. Entonces, ¿qué pedimos?, que el Ministerio de Educación nos incluya como centro con tanda extendida.

 

7. ¿Y ustedes tienen la estructura aquí con todas las condiciones que requiere la jornada extendida?

MDJ: No. Nosotros necesitamos –para poder tener la tanda extendida– alguna construcción. Nos falta otra estructura, pero nosotros tenemos los planos listos. No tenemos cocina, pero sí un comedor. Necesitamos más aulas, una mediateca porque son personas sordas –lo que tenemos es un aula de informática–, y los espacios que se ofrezcan en esa tanda extendida deben responder a las necesidades de verdaderos programas de educación especial.

 

8. ¿Cuánto cuesta si, por ejemplo, yo vivo en Guachupita y yo tengo un niño sordo y lo tengo que traer aquí a estudiar, cuánto tengo que pagar?

OA: De escolaridad… bueno… tenemos becas para los niños, aunque queremos que cada familia tenga un compromiso con la escuela para que sienta que es parte de lo que se está haciendo, tal vez ese niño aporta 200 pesos cada mes.

 

MDJ: Sí, incluso tenemos las visitadoras sociales. Por ejemplo, tú vienes con tu niño y Onelia lo evalúa de la parte académica. Si ese niño necesita ayuda clínica, se refiere al Centro Biológico, que está aquí mismo. Nosotros tenemos los mejores terapistas del área.

 

9. ¿Qué tipo de intercambio tienen Ud. con la Dirección de Educación Especial del Ministerio de Educación?

OA: Tenemos un vínculo estrecho con la Dirección de Educación Especial. De hecho, hay personal técnico del Ministerio en el Instituto. Tenemos intercambio y discusión de los asuntos relativos a la educación de las personas sordas para mejorar dentro de lo que sea posible, siempre se espera una mayor intervención, un mayor apoyo y hemos estado solicitándolo, pero hay comunicación.

 

10. En términos generales, ¿cuál es la realidad de un niño antes de llegar al instituto?

OA: Hay niños que vienen de hogares donde no hay condiciones mínimas ni siquiera de subsistencia y eso hace que ellos sean relegados a un segundo plano. Muchos son excluidos en el propio seno de la familia, entonces la aceptación familiar está afectada. Es una criatura que, generalmente, viene sufriendo el rechazo de la familia.

 

11. ¡Hablemos del premio Brugal Cree en su Gente que le otorgó la Fundación Brugal, y en qué lo van a invertir!

OA: ¡El premio fue de un millón de pesos! Tenemos un tercer nivel y hay que hacer laboratorios de física, química y biología, una mediateca y un aula de reunión para las docentes…

 

12. ¿Cómo se apadrina un niño aquí?

Si quieres apadrinar un niño, tú puedes coger cualquier tipo de pago. Tú puedes pagar una vez al año, mensual, trimestral… como quieras… cada quien da lo que quiera. Una beca son 35 mil pesos, pero hay personas, estudiantes, que vienen a hacer su pasantía aquí y se quedan motivados.  Esos son jóvenes que están interesados en colaborar y que van a seguir pendientes de la institución. Cuando se detecta a los niños que tienen que ser ayudados con becas, se les hacen unos álbumes a los padrinos… Para donaciones pueden llamar al centro y hablar con la señora Consuelo Saviñón, la administradora. El teléfono es 809-530-3275.

 

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