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Miguel Céspedes

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Lenguaje gráfico: Cristian Hernández

Miguel Céspedes es famoso y nació un día famoso: el miércoles 12 de octubre. Pero no se crea que nació «lo´jotro´díase». ¡Oh no! Ese «muchachito de su mamá», el año pasado, celebró medio siglo de vida. Pero priva en muchachito. Eso sí, cuando nació, los vecinos de Carrera de Yeguas, en Las Matas de Farfán, estaban de lo más felices.

 

Aunque es comediante, presentador y actor, su vida no ha sido un chiste. Viene de un hogar humilde, en la que era el único hijo varón. A lo mejor por tener cinco hermanas, le tocó trabajar desde muy joven en el área de «Catering». Pues sí: era el encargado de llevar el desayuno y la comida a su papá, que se ganaba la vida cultivando la tierra.

 

Su humorista favorito es Cuquín Victoria, y el dúo que más le impresionó en su niñez fue el conformado por los comediantes Dean Martin y Jerry Lewis. Ha personificado con éxito más de diez personajes. Debido a su desempeño como actor y humorista, ha ganado –junto a Raymond Pozo– varios Premios Casandra (hoy Premios Soberano). Y, también juntos, crearon una Fundación para apoyar los estudios de más de 100 niños en diferentes localidades del país.

  1. ¿Cómo fue la vida en Carrera de Yeguas y cómo llegaste a la capital, en camión, en burro, en autobús, en patín o en bicicleta?

MC: Yo vengo de una familia de cinco hermanas, por lo que entiendo que las faldas  siempre me han rodeado, desde Carrera de Yeguas. Somos del Sur Profundo, de una familia humilde, donde nada más se conocía a Olivorio Mateo [Papá Liborio (1976-1922) líder revolucionario defensor de la tierra campesina y curandero nacido en San Juan de la Maguana. Fue fusilado por las fuerzas invasoras norteamericanas]. Mi padre era agricultor, y se le juntaban las tres comidas: yo me encargaba de llevárselas. Para caer en la capital me enviaron en una de esas guaguas, donde los pasajeros tenían que desmontarse en el lugar llamado «El Número» de Azua…. para empujarla y que la guagua pudiera subir esa loma.

 

2. ¿Cuándo nace tu pasión por el humor?

MC: En una ocasión, vi a un grupo de comediantes en el Club Luis Manuel Caraballo, por los predios del Mercado Nuevo. Ahí  entendí que a mí me gustaba la comedia, por eso me introduje a esos grupos de comedias, y creamos varios grupos… como son «Los Prosimios», «Los Pica-Pica», y «El Grupo Explosión»,  en este grupo llegamos a grabar producciones en casete y, después, viajamos con ese grupo hacia Estados Unidos. Me inicié como bailarín folclórico y de mangulina….. y mi  primer personaje fue como vendedor de chinas. A la gente le gustó. Realizaba presentaciones –a modo de sátira y fonomímicas– con El Grupo Explosión. Para dichas grabaciones usábamos un mini estudio musical, en la casa de Fernando, The Computer [ríe]. Después de viajar y presentarse en gran parte de Estados Unidos con el grupo, entró a formar parte de programas televisivos como «Caribe Show»; allí conoció a «Su Alteza» y amigo Raymond Pozo. Luego, «La opción de las 12», «Quédate ahí»,  «Atrapados» y «Títirimundati». Y, desde ahí, caímos en el gancho de juntarnos con mi compadre, mi amigo y hermano Raymond Pozo, ¡fuáquiti!

 

3. ¿Cómo describes la relación que llevas con Raymond Pozo?

MC: Raymond y yo hemos entendido el significado que tiene nuestro «binomio» para el país: por las cosas que estamos haciendo, como ejemplo a los jóvenes que quieren subir con una profesión, por cómo manejamos la profesión de comunicar… de trabajar en equipo…. y de creer en Dios, sobre todas las cosas.

 

Nuestra relación es más que «el hermano». Es una relación espiritual que hace muchos años no existía, al menos aquí en el país… porque todos los dúos se han separado  y nosotros, después de 20 años, seguimos juntos. Sin una discusión, con el mismo respeto, con el mismo cariño. Sé que es una relación de Dios, porque tenemos mucho en común: somos del Sur, tenemos una «caterva» de familiares que necesitan nuestro apoyo, nacimos el mismo año, la esposa de él se llama Mayra y la mía se llama Mari. Es decir, que estamos «juntos y reburujaos». Y, ahora más, que le servimos a Dios.

 

4. ¿Crees que la televisión está cumpliendo su rol dentro de la sociedad dominicana?

MC: Yo tengo muchos años viviendo de la televisión y, hasta ahora, me ha dado resultado. Ahora, que si la televisión –hoy en día– esté bien o mal, ha sido por los códigos… que han venido cambiando por muchas razones. Por patrocinio, por los talentos (que hoy quieren hacer la cosa más fácil), porque la sociedad ha dado un cambio… pero, en sí, cuando la televisión llega «al tope», casi siempre se vuelve a los inicios.  ¿Por qué? Esto es como un círculo que tenemos que volver a nuestros inicios.

 

Para volver a empezar hay que hacer una televisión más limpia; fíjate tenemos que retornar, porque ya la juventud  ha visto todo y ahora tenemos que sanear la televisión para ir haciendo las cosas buenas y de calidad, como merece la gente. Hoy en día –como te dije– ya los códigos han cambiado y tenemos una cantidad de humoristas jóvenes que han incursionado y que lo están haciendo muy bien. Y hay muchos, haciendo buen humor con valores, de muy buena calidad. Creo que –a través del humor– se pueden enviar buenos mensajes.

 

5. El dominicano todo lo toma a broma, ¿crees que se ríen de nosotros, de los políticos, los corruptos y los delincuentes?

MC: El dominicano, por ser tan contento como dicen esas encuestas que se han hecho de que es el más feliz de Latinoamérica, pienso que los Gobiernos se han aprovechado de eso, pero el dominicano es tranquilo, hasta un límite. Porque todo lo tomamos a chiste, pero sabemos lo que está pasando y a la hora del empoderamiento, salimos a defender nuestro derecho.  Y, así, la historia lo ha revelado, el pueblo se jarta y sale a las calles.

 

Entonces, tú sabes que después de todo, lo tomamos en serio; una muestra es esa caminata que se hizo contra la impunidad y la corrupción, porque el dominicano  –cuando se jarta de la corrupción, de la inseguridad, de que las autoridades no hagan nada, de la opulencia que exhiben muchos funcionarios– aunque de eso hacemos bromas, al final le sale su ¡fuáquiti! a esos corruptos. Aparte de la vergüenza que deben estar pasando cada uno de los familiares de esos funcionarios que han hecho barbaridades, sin pensar en su familia ni en el pueblo dominicano.

 

6. Cuando ve a un niño en la calle, en situaciones de extrema pobreza, ¿cómo se siente, al recordar su niñez… y ahora haberse superado y estar estable económicamente?

MC: Cuando veo uno de esos niños en la calle pidiendo o lavando vidrios o vendiendo algo para poder comer… y muchos de ellos tienen que llevar a su casa dinero para ayudar a su familia… a mí me duele en el alma. Eso le toca a uno… y si puedo ayudar lo hago, pero más importante es orar por ellos; porque acuérdate que de ahí venimos nosotros y gracias a Dios nos hemos superado.  Orar por esos niños que despierten en Dios, para que puedan salir de ese estado de pobreza.

 

Las autoridades no han podido con eso, pero en este  país vemos cómo los niños andan… así… en las calles… y nadie dice nada… y nadie hace nada. Debemos procurar que venga un Gobierno que le duela eso. Y es por eso que muchos casos de corrupción dan más rabia… porque hay tanta necesidad y, al mismo tiempo, tantas personas haciéndose ricas con el dinero del pueblo. Y, cada cuatro años, se aprovechan de la nobleza de los pobres.

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