Lenguaje gráfico: Cristian Hernández
Dío es pastor y fue candidato por la Alcaldía de Santo Domingo Este. Y leyendo eso de un pastor que también es político a lo mejor usted piense que lo ha visto todo. Pero no. Porque Dío Astacio es mucho más: un profesional con más de 20 años de experiencia como coach y consultor para empresas. Además es uno de los escritores y conferenciantes más reconocidos en el país. Y no se asombre: ha publicado cuatro libros y diez audios sobre liderazgo, éxito, motivación y temas relacionados al matrimonio y las relaciones.
Y parece que Dío ha jugado poco dominó en el colmadón de la esquina porque es licenciado en Ciencias Jurídicas, MBA de la Universidad de Quebec y Máster en Gerencia de Marketing. También ha dirigido corporaciones en el ramo de los seguros, la salud, las ventas y las telecomunicaciones.
Y no crea que terminamos: lo podemos escuchar en la radio por Pura Vida todos los días –a partir de las 6 de la tarde–, por lo que también es comunicador. ¡Eso es lo que se llama un chiripero de a verdá!
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DA: No soy un hijo de papi y mami. Soy una persona que se ha dedicado a trabajar duramente. Desde temprana edad entendí el valor de la educación; para estudiar, afortunadamente, tuve que hacer préstamos, tuve que pagar todos mis estudios de la universidad. Cada estudio lo pagué con mi trabajo, con mi esfuerzo. Soy un «hijo de papi y de mami» en el sentido de que ellos me enseñaron el amor por la educación. Pero mis padres eran muy pobres y no podían sostener el pago de mis estudios. Fue un trabajo duro, con mucho esfuerzo. Le doy gracias a Dios que me ayudó a cubrir esos gastos o, mejor dicho, la inversión en mi capacitación. Así es con mi hija: yo la ayudo, pero ella también contribuye con el pago de su universidad. Yo creo en eso, en el esfuerzo. Yo no creo que los padres tengan que darles todo a los hijos. Creo que, en lugar de ayudarlos, lo que hacen es mal acostumbrarlos y no enseñarles el valor del esfuerzo. Creo que –cada uno– debe poner un granito de arena en el propósito de su educación.
2. Según las encuestas, en las elecciones pasadas, su candidatura estaba puntera, sin embargo quedó en un lejano tercer lugar, detrás de Manuel Jiménez. ¿Esas encuestas la manejaban ustedes o eran realmente encuestas? |
DA: Yo no voy a responder esa pregunta, porque tú sabes lo que quieren con esta pregunta. Todo el mundo sabe lo que pasó aquí, en estas elecciones. No la voy a responder.
3. Entonces ¿por qué –como ministro ordenado– decide cambiar el púlpito por la política? |
DA: La promesa que yo he hecho ante Dios, es que nunca voy a dejar el púlpito, es parte de mi rol; es como el bisturí de un cirujano, como el micrófono de un comunicador… yo creo que tengo un llamado a construir «como sal de la tierra» esta nación. Todos nos quejamos de que los políticos no hacen nada, que son unos corruptos; pero muy poca gente honesta decide que vivamos mejor. Y para vivir mejor tenemos que hacer contribuciones.
Tengo que asumir roles en esta sociedad. Entonces, se nos quiere poner a los serios de un lado y a los políticos de otro; a los líderes de un lado y a los políticos de otro. Y, sobre todo, se quieren sacar a los pastores de la posibilidad absoluta de hacer la política; sin embargo, el presidente de Alemania desde el 2012, Joachim Gauck, es un pastor evangélico; el pastor bautista, Olexandre Turchinov, fue electo presidente interino de Ucrania en el año 2014. Por lo que, servir al país desde la posición que tengas, no tiene nada de malo. Lo que importa es que mantengas los principios y los valores.
4. Pasada su pasada experiencia electoral, ¿qué le ha dejado incursionar en la política? |
DA: Es una experiencia muy interesante… de mucho aprendizaje y de mucho desafío. Es entender la necesidad que tenemos de involucrarnos en la política, de conocer cosas desde adentro. Y cada día le oro a Dios para que nos permita alcanzar el poder político. No para sentirnos grandes, sino para servir.
Si los cristianos pudiéramos tener acceso [al poder político], este paraíso, sería muy diferente, podríamos cambiar muchas cosas y la experiencia que me deja esto es lo indiferente que es el pueblo cristiano de lo que está pasando en su entorno, lo indiferente que es el cristiano de las necesidades de sus compatriotas, de sus compañeros y de los seres humanos que le rodean, lo indiferente que es el cristiano de los problemas de salud de un pueblo; lo indiferente que es el cristiano de la educación de un pueblo.
Y es como si nosotros viviéramos en nuestro propio mundo. Debemos llevar la palabra de Dios, pero –junto a ella– una medicina a un enfermo, un libro a un estudiante, un pan al necesitado, un abrigo al que está desnudo: esto es la fe. Y esta ha sido una experiencia que nos ha confrontado en esos aspectos importantes de la fe y la política.
5. Con respecto al Gobierno Municipal que se instaló recientemente en Santo Domingo Este, ¿cree que se están haciendo las gestiones para un Gobierno Municipal con su propia identidad? |
DA: Me parece que no. En Santo Domingo Este se necesita una descentralización del Gobierno central. El proyecto de ciudad que tenemos concebido, cinco áreas en las cuales nosotros pusimos nuestro enfoque para transformar la Zona Oriental en una ciudad de trascendencia mundial.
Lo primero es ordenar la ciudad; en esta ciudad no hay señalización, no hay un transporte adecuado, no hay un ordenamiento ni costumbre en el reciclaje de la basura. Es como si fuera otro país dentro del Gran Santo Domingo. El munícipe –cuando viaja desde Santo Domingo Este a Santo Domingo–, nota la diferencia y ve el nivel de desorden que tiene la ciudad. Debemos organizar el transporte, la recogida y reciclaje de la basura, transformar nuestra ciudad en una ciudad ordenada.
En segundo lugar, nosotros basamos nuestro proyecto en la seguridad; y Santo Domingo Este es una de las ciudades más inseguras del país y, posiblemente del mundo. El índice de la delincuencia es alto, por la inseguridad. Por ejemplo: hay lugares donde no se tiene una forma [segura] para que las personas puedan cruzar, y tienen que arrojarse en medio de los vehículos. Y eso la hace insegura. Hay muchas cloacas destapadas, muchos hoyos que cubrir y muchas áreas peligrosas; al mismo tiempo, esto la hace una ciudad barata donde las propiedades no adquieren valor.
En tercer lugar, nosotros pensamos en trabajar con la salud, porque esto es de la ciudad. No tenemos un solo hospital que valga la pena. Tenemos el Hospital Traumatológico Dr. Darío Contreras, tenemos la Maternidad de Los Mina y el Hospital del Almirante que, lamentablemente, es un desastre.
Nosotros no gozamos de un sistema de salud adecuado y la sindicatura no está haciendo ni va a hacer nada por eso; porque la verdad es que no es parte de su estrategia. Siguen con los mismos micro proyectos de hacer aceras, de hacer un contén, de tapar un hoyo… son proyectos del día a día.
Creo que debe ser cernido un liderazgo sobre la ciudad, que le haga ver a todos los miembros y a todos los munícipes, que vamos en una dirección… que andamos en busca de convertir a Santo Domingo Este en una urbe, en un lugar donde vale la pena vivir.
En cuarto lugar, el problema de la educación –que también es parte de nuestro plan de gobierno– y, el quinto lugar, el apoyo a los empresarios; no podemos decir que los empresarios tienen más clientes que ayer, no podemos decir que las empresas –hoy– tienen más facilidad que ayer, no podemos decir que hay más turistas que ayer. La verdad es que Santo Domingo Este sigue estancada, y diríamos que –posiblemente– en un retroceso.
6. Después de las elecciones, ¿valió la pena hacer la huelga de hambre? ¿A qué le condujo esto? |
DA: La huelga de hambre es un estilo de protesta que –para mí– valió la pena. Creo que de todas las cosas que realicé, incluyendo la misma campaña política, fue una decisión importante, y la cual me dio más satisfacción porque marcó un precedente.
Por ejemplo: hay quienes dicen en la calle que la marcha que se celebró recientemente es una muestra de protesta de resistencia que se está estableciendo en nuestro país y que tiene su impacto a nivel social y político. Del mismo modo, esa huelga de hambre en algún sentido despertó al pueblo dominicano en función de sus luchas electorales. Aquí todo pasaba y nadie luchaba, nadie decía nada, todas esas manifestaciones que hicimos despertaron la conciencia de mucha gente y puso una chispa en el pueblo. Ahora, donde quiera que me ven, valoran lo que hicimos, respetan lo que hicimos y entienden que realmente hubo un juez que juzgó un mal manejo en el tema de las elecciones de Santo Domingo Este: así que valió la pena… por mucho.
7. Vimos que se acercaron líderes políticos en esta huelga de hambre, ¿ha llegado a alguna alianza o un acuerdo con otro partido? |
DA: En política no se puede descartar ningún acuerdo. En esta coyuntura nos unimos a políticos que ahora somos amigos. Estuvimos juntos en la huelga y en las protestas, creo que terminamos muy unidos… y creo que sí, que en el futuro podríamos hacer planes juntos; sin embargo, no fue igual con otros partidos y con otros políticos.
Creo que fue una alianza coyuntural, una alianza por una lucha igual; pero entiendo que en lo adelante cada uno de nosotros anda en busca de su propio camino, de la visión que tiene de la mejoría de nuestro país, que nos unamos mañana o no, eso no es descartable pero la verdad es que ese no es el acuerdo al momento y no fueron los propósito por el cual estuvimos juntos en esa huelga.
Estamos creando una nueva fuerza política llamada Munícipes, es un partido que estamos formando para conseguir la aprobación de la Junta Central Electoral, lo cual entendemos vamos a lograr con la ayuda de Dios y la ayuda del pueblo dominicano. Creemos que hacen falta partidos que vayan por un rumbo diferente, que les muestren al pueblo dominicano una nueva forma de hacer política, un partido de jóvenes con nueva sangre, con nuevos bríos; un nuevo liderazgo que pueda traer nuevas ideas y más frescura a la política nacional.