POR: Josefina Jiménez C.
Lenguaje gráfico: Cristian Hernández
1 ¿De dónde vienen Alexis Peña y su sensibilidad social?
Mi infancia y mi juventud transcurrieron en Sabana Perdida, con quien tengo una relación que no es solo territorial, sino emocional, pues allá tuvieron lugar los mejores años de mi vida. Con respecto a mi sensibilidad social, se la debo a dos espacios que conformaron mi formación como creyente y como ciudadano: las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) de la Parroquia Nuestra Señora de América Latina y el Comité para la Defensa de los Derechos Barriales (COPADEBA).
2 ¿Cómo ves la situación de los barrios marginados?
Ha habido un gran crecimiento en cuanto a la organización de las comunidades, pues los líderes comunitarios han comprendido que su trabajo no es oponerse al Gobierno, sino gestionar —y lograr— para sus barrios un mayor ámbito de participación en los espacios (públicos y privados) donde se toman las decisiones que tienen que ver con su desarrollo.
3 ¿Cuál es el área de trabajo a la que te dedicas?
La corrección de textos y la gestión cultural.
4 ¿Cuál dirías que es tu mayor satisfacción profesional?
Mantener durante más de diez años un taller literario sin ningún apoyo estatal, solo con la colaboración de mi familia y algunos amigos que creen que lo que hago vale la pena.
5 ¿Con cuál personaje de la historia te identificas más y por qué?
Definitivamente, con fray Antonio de Montesinos, por su capacidad para indignarse ante el abuso contra los más débiles, en su caso, contra los aborígenes.
6 ¿Qué experiencia te dejó haber sido parte de las revistas DDT y Fuáquiti?
En DDT aprendí la dimensión ética y comunicacional del humor, es decir, que ser humorista suponía un cierto grado de intelecto y de responsabilidad profesional. De Fuáquiti valoro la importancia del trabajo en equipo para que el proyecto editorial trascendiera de unas simples hojas con chistes insulsos ilustrados a una revista humorística con un gran peso en la opinión pública nacional. Me siento muy satisfecho de haber participado en ambas publicaciones.
7 ¿Cómo vislumbras el futuro inmediato del país?
Será tan bueno o tan malo como la calidad de los ciudadanos que tengamos. Todo comienza con los ciudadanos. Un país con ciudadanos «carabelitas» —que solo se quejan y no asumen ninguna responsabilidad en el desarrollo de sus comunidades y de la nación— no puede esperarse que escojan autoridades competentes que echen el país hacia delante.