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Sin paz y sin amor

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Cuando empezaba a escribir estas líneas, escuchaba a un músico muy famoso llamado Jordi Savall, músico español especializado en música antigua. Buscaba sentir el «peace and love». Pero en este país no se puede bajar la guardia ni soñar con «paz y amor». El amor y la paz no se consiguen fácilmente: ¿cómo puede conseguirse la paz y el amor en una sociedad en la que las madres son tan vulnerables?

Y digo las madres, porque es mucha la humillación que pasamos las madres este país cuando la ley no se cumple. En Estados Unidos, por ejemplo, si una madre pone una demanda por manutención la ley obliga al empleador de ese padre irresponsable a pasar íntegramente el «child support». Y existe una organización encargada de localizar a los padres morosos, colectar los recursos y garantizar que lleguen al destino final: al de quien tiene la custodia. Por lo general, la madre.

De lo que poca gente habla, es de que muchas madres –cuando se ven sin la manutención de sus hijos garantizada– se ven obligadas a salir con hombres que les ofrecen cierta seguridad. O sea: se vinculan sin amor con alguien porque les provee dinero para que sus hijos puedan comer. ¿No es eso, acaso, una forma de prostituir a una madre que no tiene garantías en su país?

Esta segunda semana de agosto nos recibe con una noticia que da náuseas: la de Miguel Ángel Valdez, quien insultó, persiguió, atropelló y abandonó en el pavimento a Mariana Ozuna Ramírez, una madre que fue a reclamarle el dinero de la inscripción de un hijo común. Y, lo que hay que ver, al villano solo le han impuesto tres meses como medida de coerción en La Victoria. Cuando todos sabemos que en tres meses no se le enjuiciará y condenará, corriendo el riesgo de salir de prisión y que atente de nuevo contra ella.

Mientras el Estado no invierta de forma integral para que la mujer en República Dominicana tenga garantías de estudio, trabajo adecuadamente remunerado, cuido para sus hijas e hijos mientras estudian o trabajan, protección de la ley cuando se ven amenazadas, vías para hacer cumplir las obligaciones de los padres irresponsables, hogares de paso para aquellas mujeres que tienen que huir y empezar una nueva vida… pues hasta que eso no suceda, seguirán pasando acontecimientos que dañarán a toda la sociedad.

Porque el problema de las madres, no es un problema de las madres. Es un problema de toda la familia. Por ende, del Estado. Cuando una madre vuelve a la casa de sus padres, con hijos a cuestas, es una carga para el resto. Emocional y económicamente. Y las niñas y niños que son sacados de sus hogares para convivir con familias extendidas, suelen tener mayor probabilidad de sufrir incesto. Y la pobreza se sigue alimentando de generación en generación.

También veamos lo positivo: la familia sana es una red de apoyo para la madre separada o divorciada y para su hijo. Desde Fuáquiti, le pedimos al Señor Presidente Danilo Medina, que ponga un ejemplo durante su gestión: que garantice más y más derechos para la madre dominicana. Y que acabemos, de una vez por todas, con la violencia de género. Esta solución no «se sacará de un sombrero». Se requiere un trabajo integral con todas las instancias: empleados privados y públicos, medios de comunicación, familias acompañantes, todos los Ministerios, las Alcaldías, los organismos internacionales, etc. Porque ESTO HAY QUE PARARLO.