POR: Luis Reynaldo Pérez
El caso del «fallecimiento» de Pedro Alejandro Castillo Paulino, conocido como Quirinito e imputado por el secuestro y asesinato de un ciudadano español, ha dejado al descubierto el nivel de complicidad y corrupción que permea a las instituciones judiciales dominicanas. No es posible que un imputado por asesinato sea tratado con privilegios: desde ser trasladado de una cárcel a otra, en la ciudad donde «casualmente» reside su esposa; ser favorecido con prisión domiciliaria, a partir de un certificado médico expedido a nombre de su madre y de una enfermedad, hipertensión arterial, que puede ser atendida de manera ambulatoria; hasta el hecho de que un médico legista expidiese un certificado de defunción a su nombre como parte de una puesta en escena para evadir su responsabilidad ente la justicia y librarse de la pena carcelaria a la que había sido condenado. Como dice una famosa rumba catalana no estaba muerto, estaba de parranda…
Hay que estar protegido por gente de mucho poder para ser agraciado con una rebaja de diez años en su condena y ser enviado a su casa a pagar la pena por causa de una enfermedad que sufre el 30% de la población adulta dominicana y que no amerita internamiento ni supervisión médica estricta. Y sobre todo causa suspicacia que esta solicitud de variación de la pena haya sido motivada por el fiscal actuante.
Toda esta novela está llena de errores de guion que mueven a hacernos las siguientes preguntas:
¿Por qué un fiscal recomienda que Quirinito fuera a prisión domiciliaria basándose en un certificado médico expedido por un médico legista sin facultad para realizar este documento?
¿Cómo es posible que el juez y el fiscal no se hayan percatado de que el certificado médico estaba a nombre de Mónica Paniagua Ramón y no de Pedro Alejandro Castillo Paniagua, cuando la diferencia de nombres es tan evidente?
¿Por qué un médico legista emite un certificado de defunción sin evidencia de cadáver?
¿Por qué la esposa de Quirinito, quien fue su garante para la prisión domiciliaria, sigue diciendo que lo enterró, sin revelar en qué cementerio está sepultado el cadáver, y refiriéndose a su esposo en tiempo presente?
¿Dónde está Quirinito? Y si está fuera del país ¿por dónde salió y quién lo permitió?
Por lo menos da confianza que las autoridades han asumido la investigación con seriedad y han suspendido a seis funcionarios judiciales vinculados al caso activando a los organismos de inteligencia del Estado e informado a la Interpol para activar su búsqueda a nivel internacional.
Ojalá Quirinito sea reapresado y cumpla con lo que queda de su condena y que los cómplices, de cualquier rango y nivel, sean sancionados o llevados ante los tribunales para que asuman su responsabilidad en este bochornoso suceso.