POR: Leibi Ng
Somos tan especiales los dominicanos que registramos no una, sino tres «independencias»: La primera, el 1 de diciembre de 1821, llamada efímera, protagonizada por el licenciado José Núñez de Cáceres, quien proclamó el fin de la dependencia de la colonia de Santo Domingo a España.
Pero del 1822 al 1844, la ocupación haitiana, se la lució, y los dominicanos esperamos nuestra oportunidad.
Entonces se produce la segunda independencia, que es la que celebramos con todos los poderes, la del 27 de Febrero de 1844, cuando se registra el trabucazo disparado por Matías Ramón Mella, con los Trinitarios, y que puso fin a la dominación haitiana proclamando la República Dominicana ideada por Juan Pablo Duarte con nuestra hermosa bandera tricolor, libre y soberana.
La tercera, es la del Grito de Capotillo, llevada a cabo el 16 de agosto de 1863, con la toma del Cerro de Capotillo, hecho que da inicio a la Guerra de la Restauración. En ella, es cuando realmente se dan combates entre dominicanos y españoles, ya que el general Santana había realizado la Anexión a ese imperio en el 1861, a la vez que coqueteaba con el norteamericano ofreciéndole cachitos de isla, como hacen los malos gobernantes para vender los países, sin pensar que ellos son administradores, no dueños.
El Grito de Capotillo fue punto de encuentro de catorce patriotas que habían atravesado el territorio, desde la frontera con Haití. Ellos levantaron la bandera dominicana elaborada por El sastre restaurador: Humberto Marsán.
La historia registra a un soldado desconocido, pero los otros sí tienen nombre y apellido y relucen con el adjetivo de héroes, que resplandece ante nuestros ideales: coronel Santiago Rodríguez, capitán Eugenio Belliard, Segundo Rivas, Pablo Reyes, Juan de la Mata, Alejandro Bueno, Sotero Blan, San Mézquita, Tomás de Aquilino Rodríguez, José Cabrera, Benito Monción, Juan de la Cruz Alvarez, y otros.
En la recuperación de la soberanía se inscriben nombres como Ricardo Curiel, Ulises Francisco Espaillat, Federico de Jesús García, José Antonio Salcedo, José María Cabral, Lucas Evangelista de Peña, Máximo Grullón, Pedro Antonio Pimentel, Pedro Francisco Bonó… etc.
El General Gregorio Luperón, en sus «Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos», escribió: «En la mayor parte de las peleas que se dieron a la bayoneta por los españoles y al sable por los dominicanos», la victoria quedaba casi siempre a favor de los criollos». Recordemos que de ese enfrentamiento desigual y bravío surgió un estilo de lucha que luego se reprodujo en la guerra de Cuba por el dominicano Máximo Gómez, héroe de la independencia cubana.
La guerra de la Restauración se terminó en 1865 con la salida de las tropas españolas que retornaron a España o se refugiaron en Cuba.
Los dominicanos tenemos el Monumento a los Héroes Restauradores de Santiago como símbolo de esta soberanía que ha costado tantas vidas y que debemos valorar y defender como lo hicieron nuestros héroes.