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La cura más cara que la enfermedad

POR: Luis Reynaldo Pérez

La falsificación, y la venta al público, de medicamentos es un tema que debe ser atendido de manera urgente y enérgica por las autoridades pertinentes.

Y es cierto que desde la Procuraduría General de la República se han hecho esfuerzos por desmantelar las redes de fabricación y distribución a partir de decomisos e incautaciones de lotes de medicinas falsificadas, hay un aspecto que consideramos esencial en todo esto y sobre lo que no se ha hecho avances: ¿dónde consiguen estos laboratorios ilegales los insumos y las maquinarias para hacer estos medicamentos?

Según informaciones de la propia Procuraduría la materia prima entra de diversas formas al país: debidamente autorizadas, camuflada como otro producto o por algún punto ciego de la frontera con Haití. Otra posibilidad es que en el país también algunos laboratorios legales pudieran distraer productos para este tipo de mafias.

Lo que aún no está claro es cómo consiguen los sofisticados equipos que han sido incautados. En la propia Procuraduría no saben cómo las traen o quién se las vende. Lo que han hecho es llamar la atención de laboratorios reglamentados para saber qué hacen con esas maquinarias cuando son reemplazadas.

Es necesario arreciar la lucha contra estos criminales que se dedican a jugar con la salud y la vida de los consumidores. Deben ser perseguidos y traducidos a la acción de la justicia.

El Estado está obligado a proteger la salud de sus ciudadanos. Y en este tema deben tomarse las previsiones de lugar para que la cura no salga más cara que la enfermedad.