POR: Leibi Ng
En medio de la vorágine política en que nos encontramos, ya no es raro ni nuevo ver cordones de policía protegiendo el palacio de gobierno de los diferentes grupos civiles que protestan por una cosa o la otra. Este lunes ha llamado la atención la asociación de la protesta contra la corrupción con la Sagrada Biblia, al pretender los protagonistas recordar, que así como cayeron las murallas de Jericó, pueden «tumbar» las murallas de «las siete plagas del escándalo», entre las cuales está el expediente Odebrecht, el caso OISOE, y las tierras del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), etc.
Basados en el mandato de Dios a Josué: ‘Tú y tus guerreros marchen alrededor de la ciudad. Denle la vuelta una vez cada día por seis días. Lleven el arca del pacto. Siete sacerdotes deben ir delante del arca y tocar sus cuernos. ‘Al séptimo día marchen alrededor de la ciudad siete veces. Entonces den un sonido largo con los cuernos, y den todos, un gran grito de guerra. ¡Y las murallas se caerán!’ (Se ve que son 6 vueltas más siete el último día, igual a trece vueltas en total).
Winston Paulino, destacado hijo de Los Alcarrizos, que durante toda su carrera ha cosechado éxitos, se habrá dado cuenta de que una cosa es ser artista y otra muy distinta ser político y estratega, porque la policía les impidió, a él y a sus acompañantes cumplir con su acto simbólico de «tumbar los muros de Jericó».
El compositor y empresario «Denunció que fue golpeado y que a otra (persona), se le quitó un megáfono y fue llevada al destacamento de San Carlos, aunque posteriormente se le puso en libertad. Indicó que al resto del grupo se les obligó a retroceder hasta la esquina de la avenida México con calle Abreu.»
El pueblo, seguro queda dividido (más aún), entre quienes apoyan el simbolismo y quienes se ríen a mandíbula batiente, pues más ruido hubiese hecho la estrategia de una caravana de guaguas anunciadoras, girando en torno a la México, la Delgado, la 30 de Marzo y la calle Moisés García, donde está la hermosa casa de Jóvine Bermúdez, tocando el baile del perrito (de la autoría de Paulino), a todo lo que da.
Aunque el grupo promete repetir, sería alentador enfocarse en los propósitos, y no restarle poder al movimiento ciudadano. Mientras eso no es logrado, DEJEN A DANILO TRABAJAR.