Este marzo recibe muchas felicitaciones y varios crímenes. Algunas niñas y mujeres raptadas, violadas y tiradas a la basura. Y el domingo pasado manejé por allí, sin saber lo que se cocinaba por la avenida del Faro a Colón. Y mientras manejaba, el estómago se me puso frío: una sola oscuridad. Ni un bombillo.
La condición de la ciudad es vital para la seguridad de las mujeres, quienes siempre hemos sido las más vulnerables. Ahora, con el pánico de la violación y asesinato, con un método que sugiere un comportamiento serial, lo lógico es que cunda el pánico, las mujeres nos neguemos a salir, las niñas no pasen de la puerta de la sala, muchas mujeres dejen los estudios para evitar el riesgo de exponerse y nuestras familias, como acto de amor y natural preocupación, condicionarán nuestras salidas y acabaremos en el lugar donde –solo a veces– estamos seguras: las cuatro paredes de la casa. De donde los hombres de pensamiento machista dicen que nunca debimos haber salido.
Al margen de que toda la comunidad es responsable de la crianza de nuestros polluelos, el Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad de las familias. No importa si son niños o niñas. Mujeres u hombres. Ahora bien, sí sabemos que las mujeres somos las más agredidas.
Entonces marzo tiene más sentido en la medida que felicitamos menos y hacemos más. Porque eso de felicitar por el día de la mujer, es muy bonito, pero no genera ningún cambio en la vida de las mujeres trabajadoras o las mujeres que sufren abuso solo por el hecho de ser mujeres. Respete más y felicite menos, que lo que hace falta en este país son políticas de Estado que garanticen la seguridad y la justicia para nuestras niñas y mujeres. Incluyendo las calles iluminadas, por supuesto.
Al cierre, no sabemos nada de las investigaciones sobre estas valiosas chicas que han perdido sus vidas. Una muerte atroz, difícil de imaginar, triste, agónica. Solo pedimos que estos horribles crímenes no queden impunes. Que las niñas y las mujeres podamos caminar sin miedo por las calles, que podamos disfrutar de la libertad y la alegría de vivir. Que no tengamos que sentir miedo en la calle y en la casa.