Al igual que el presidente Medina, seamos capaces de ver que, además de defender el derecho a nacer de quienes están en camino, también debemos defender el derecho a mantenerse vivas a quienes ya están nacidas y su salud mental y física corre peligro. ¿Es la vida del no nacido más importante o digna que la de una madre que –al morir ella– muchas veces, deja en orfandad a otros hijos que tuvo primero? Digamos que valen lo mismo. ¿Por cuál he de decidir al momento de que haya un debate médico entre la vida y la muerte?
Muchas niñas son sexualmente abusadas, y encima la sociedad las obliga a mantener un embarazo que hace más aguda la depresión derivada del abuso, y las mantiene mirando hacia la muerte, ya sea porque sus cuerpos no aguantan un embarazo o por suicidio. Obligarlas a mantener este embarazo y a dar a luz, es hacer legal otro abuso. Participar en el abuso. Contradicción: la Constitución Dominicana deja claro el deber del Estado en la protección de las niñas y mujeres.
La Iglesia te invita a la reflexión sobre no ser violento hacia un no nacido, pero no reconoce que negar el derecho a la vida de una futura madre, es ejercer la violencia hacia las mujeres. Y obligar a una mujer a morir con tal de que dé a luz una criatura de cualquier manera, de quien sea, con las condiciones inadecuadas, etc. es también ejercer violencia hacia estas niñas y mujeres.
Un paso fundamental para detener los asesinatos hacia las mujeres, es empezar a garantizarles sus derechos, reconociéndoles ese primer derecho: el de mantenerse vivas y no ser puras bestias de reproducción. Lo dice una que rechaza el aborto. Pero esta humilde mortal no es dueña del futuro. Quisiera que la ley me amparara porque en caso de que mi vida corra peligro con un embarazo de por medio, lo justo es que la ley me dé la opción: si quiero vivir para ser madre de mi hija y mi hijo (de 14 y 9) o si quiero correr el riesgo de morir, dejarlos huérfanos y no poder cuidar tampoco de la nueva criatura.
Defender el derecho a la vida no solo es estar radicalmente en contra del aborto. Es defender el derecho a la vida que tienen nuestras niñas y nuestras mujeres. Mi hija y yo incluidas. Por eso es mi deseo de Año Nuevo que el Dios de los cristianos les dé a los creyentes las mismas agallas que tuvo Jesús cuando, en su tiempo, supo ir a compartir con prostitutas y ladrones, pues era allí donde más se les necesitaba… las mismas agallas que tuvo Jesús para evitar que apedrearan mujeres que era lo «razonable» en la cultura que le vio nacer… las mismas agallas que tuvo Jesús para pedir que las mujeres se educasen en vez de estar sirviendo. Porque Jesús sí sabía que el reino de Dios es el que promueve el amor y reconoce a las mujeres como merecedoras de tanta misericordia y piedad como los demás seres humanos.