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  El Bombero del Año

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Este año empezó con los juegos pesaos para la administración de Danilo Medina. Por lo menos así lo graficamos en una caricatura en nuestra edición 75 en la cual declaramos a nuestro presidente «El Bombero del Año». Esto, amparados en que apenas ha pasado febrero y el gobernante ha tenido que lidiar con escándalos de corrupción, huelgas de maestros y médicos, además de un Libro Verde que le ha dejado la Vieja Belén. Y sigue apagando fuegos y más fuegos.

 

Ya, a principio de semana, hemos leído, visto y recalcado todos los comentarios a favor y en contra del discurso de Danilo Medina. A estas alturas, parecería que queda poco por decir. Pero no. Porque hay una mancha roja en el panorama monocromático de este momento político: la conciencia del pueblo ante la corrupción y la impunidad: dos hermanitas gemelas de perfil deforme.

 

De eso nos habla Dío Astacio en su entrevista de la semana. De que las personas que decimos ser dolientes del país participemos de la vida política nacional, ejerciendo funciones en las que, conducidos por una ética intachable, podamos servir de ejemplo en el ejercicio de una función pública. Aquel cuento de que aquí «todo el mundo roba» no es verdad. Como tampoco es verdad que aquí se está luchando contra la corrupción como se debería.

 

Desde la fundación de la República en este país se ha utilizado el arca nacional como una paletera privada en la que todo el que quiere mete la mano y se va sin pagar, atento a que es la paletera de un familiar o de un amigo. Y se supone que se están intentando aplicar procedimientos para garantizar contratas transparentes. Pero eso no basta. De buenas intenciones –dice el saber popular– está hecho el infierno.

En este país necesitamos un sistema de consecuencia lógico. Que un guardia gane –con el aumento– 16 500 pesos no es gran cosa. ¿Un avance? Un medio avance porque la canasta familiar está por los 30 mil. Y aquí todo el que mantiene una familia sabe que con 30 mil pesos no se mantiene dignamente una familia. Por ejemplo, en un presupuesto ideal no deberíamos pagar más de un 30% de nuestro salario en renta. Una persona que gane 16 500 pesos no debería pagar en alquiler más de 4 950 pesos. Buscando en la red, el único alquiler que apareció, trajo debajo del brazo el siguiente comentario:  «internet y cable incluido salita, habitacion y bano es de block y sin, y, si va a pedir rebaja no me llame, ojo no tiene parqueo..dos mas uno» (sic). Quiere decir que un guardia puede aspirar a vivir en una casita de techo de hojalata, un cuarto y una grosería desde el aviso publicitario de la propiedad en renta.

 

Un bajo salario es parte del sistema de impunidad, pero no significa que los que ganan poco son corruptos. O pregúntenle a los directivos de la Odebrecht, cuya política empresarial es conquistar países llevándose a la ley por delante. En resumen, que ya hemos dicho de verde y de todos los colores, que necesitamos ver en la cárcel a quienes han cometido actos de corrupción. Una frase célebre de la presente administración es «manos a la obra». Pero «corruptos en la cárcel» nos gusta más.