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Diario de un favorecido 6 DE SEPTIEMBRE DE 2018

POR: Fuáquiti

In Memoriam a Evelyn.

La conocí a hace más de diez años, llegaba a la empresa y alborotaba todo el entorno. Era publicista, creativa, trabajaba independiente. Le hacíamos sus letreros, banners e impresos. Un día mirándome fijamente me dijo: -Cosme eres demasiado serio, la vida hay que tomarla más de relajo-, admito públicamente que en  principio marqué una distancia, me desagradaba su forma extrovertida, en realidad me chocaba, toleraba lo mejor que se podía la relación, al final un cliente siempre tiene la razón. Un día bastante temprano arribó súper alegre, exhibía su jeepeta cero kilómetros que  se había ganado en una rifa, nos obligó a todos a dejar nuestros compromisos y salir a ver su ‘’máquina’’.

En una ocasión me llamó enojada, unas impresiones habían quedado mal, su cliente le estaba reclamando, como su suplidor le dije que iría personalmente a supervisarlas, me esperaba, ya estaba sosegada, tomé las fotos del lugar, ciertamente había quedado con una tonalidad un poco  diferente, no grave, la repusimos, con esta acción entendí lo exigente que era con su trabajo y con sus clientes. Mi respeto se acrecentó.

Varios años después me contaría su testimonio, siendo una adolecente, un accidente con una lámpara de gas, le produjo quemaduras horrendas en su cuerpo, comenzó a enseñármelas, la detuve, ella insistió pero prevaleció mi postura, para mí era más que suficiente, vi reflejado tanto dolor en su rostro, y en su testimonio, que me resultaba perturbador ver su abdomen calcinado. En ese instante entendí que detrás de esa persona extrovertida, ruidosa, había un alma sensible, ávida de afectos.

Nos mudamos de local, asumí otros compromisos, dejé de interactuar el día a día con los clientes (incluyéndola), ella nos seguía visitando; en una de estas visitas, la recepcionista me dio la funesta noticia de que esta joven, llena de vida, con su sonrisa contagiosa, había ido con una peluca, y que padecía cáncer, nos afligió la noticia, nos resistíamos a creerlo.

Una tarde me llamó al celular, me contó que tenía un concierto para recaudar fondos, que si podía ayudarla con unas impresiones, sin pensarlo dos veces mi respuesta fue afirmativa, me dijo que estaba luchando, que se sentía bien, que en estos tiempos aciagos, se había inspirado, me cantó varias de estas canciones, Dios se le había revelado de múltiples maneras.

Este cáncer no la contuvo, a partir de ese diagnóstico, descubrió su propósito, atrás quedaría la profesión, los clientes. Su tiempo, que en sus adentros sabía limitado lo dedicaría exclusivamente a su Jesús,  siguió cantando, haciendo giras, componiendo, organizando conciertos. En una de estas giras al exterior, tuvo una recaída, continuó cantando, cumplió sus compromisos con el Dios que la había enviado a propagar su mensaje. El diagnóstico fue desalentador, su espacio se agotaba, no sus energías, su fe se agrandó, -Cosme seguiré cantando hasta el último respiro, este cáncer no me va a detener-

Cierto día llamó a Amy Taveras para solicitarle un deseo muy personal, tenía un sueño, y ella podía hacérselo realidad, quería que sus canciones se escucharan en la emisora Pura Vida,  este sueño se cumplió. Cuando hablábamos, sus palabras eran de edificación, de ánimo, e inspiración. Sus lágrimas vertidas como ríos cristalinos, producto del dolor, en vez de quejarse y maldecir, produjeron melodías y canciones llenas de unción y sentimientos que solo emanan de un corazón contrito y humillado.

Esta enfermedad que puede diezmar a cualquiera, a esta mujer la fortaleció, quizás no tuvo el tiempo para ser una artista de fama mundial, tampoco era su meta, pero sin lugar a dudas para los que la conocimos de cerca, su legado de amor, alegría y fortaleza, la hicieron un ser excepcional.  Su testimonio impulsará a miles de personas a seguir luchando y a nunca rendirse, gracias Evelyn, ¡Shalom para ti!

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