POR: Cosme Peña
Los domingos habitualmente almorzamos en familia. Este interregno nos permite actualizar con nuestros hijos sus agendas, sentimientos y pensamientos. Prohibidas las noticias negativas. En esta ocasión una intrusa hizo acto de presencia en nuestra mesa: las muertes de turistas en los hoteles del este; ya el semanario TIME de Estados Unidos había publicado ‘’Cinco turistas de los USA mueren en R.D. desde abril. ¿Debes cancelar tu viaje?”, la respuesta vino de parte del director de Seguridad Regional de Internacional SOS Mathew Bradley: la R.D. no es un país peligroso para los turistas estadounidenses.
Entre todos analizamos las causas y consecuencias. El impacto de esta noticia sobre el turismo, los posibles beneficiarios y potenciales afectados.
Esa misma noche a través las redes sociales nos enterábamos del atentado en contra del Big Papi. Nos sobrecogió el estupor. Eran confusas y vagas las informaciones recibidas.
Atinamos a orar a Dios para que esta alma noble fuera protegida y que se hiciera su voluntad. Todo un pueblo en un mismo sentir. Porque David Ortiz es un sentimiento nacional. Sus hazañas oxigenaron el alma de la nación. Él (a la cabeza) y un puñado de héroes los Red Sox fueron los exorcistas de la maldición del Bambino que mantuvo a la ciudad de Boston con una sequía de ochenta y seis años sin un título de serie mundial. Una de las proezas más extraordinarias vista en algún deporte colectivo.
Es posible que hasta el mismo acreedor de tres anillos de serie mundial desconozca la dimensión de su legado, de la devoción que le prodiga su pueblo, y por eso Big Papi: ‘’aunque no quieras andar con una AK 47 encima’’ debes cuidarte, administrar esta segunda oportunidad que el Altísimo te ha devuelto.
Con él nos sentimos representados. Su eterna sonrisa permanecerá en la colectividad. Filántropo a tiempo completo, más de ochocientos niños han recibido la salud a través de su fundación.
Todo el peso de la ley debe aplicarse a los autores de este atentado, los materiales e intelectuales (si los hubiera). De haberse consumado este macabro plan las pérdidas hubiesen sido inestimables.
Desde Fuáquiti seguimos insistiendo en el desarme de la población general, aquí hay demasiados termocefálicos y oligofrénicos portando armas de fuego, exhibiéndolas ante la mirada pasiva de las autoridades.
Admitámoslo, nuestra sociedad se ha tornado violenta, se irrespeta la vida, por cualquier nimiedad de tránsito, parqueo, por un celular, por encargo a un sicario te dan un tiro. Detrás de la sempiterna sonrisa dominicana va emergiendo la intolerancia, la envidia.
El amor desmesurado a los bienes materiales es característico de una clase que por dinero es capaz de vender su misma alma al Diablo.
¡Ojo! no solo hay atentados a la persona física, los hay también a la moral y estos generalmente quedan impunes. Pululan en los chismes filtrados en las redes sociales. En las denuncias de supuestos actos de corrupción sin pruebas, solo con la aviesa intención de destruir honras.
En nuestra mesa concluimos que estos eran hechos aislados, que los turistas estaban seguros; y después del nefasto atentado, parafraseo al extraordinario humorista español Jose Mota ‘’ ¿y si no?…
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