POR: Fuáquiti
Esta semana la ministra de Salud Pública, Altagracia Guzmán Marcelino y el director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Chanel Rosa Chupany, informaron en rueda de prensa conjunta que el 87 % de los nacimientos que se registran en el sector privado es por Cesárea, y que esta cifra duplica las del sector público que es un 46%, en ambos casos, datos alarmantes, tomando en cuenta que lo recomendable por la Organización Mundial de la Salud (OPS) es de un 10%. Agregaron además, que los altos índices de cesáreas son un indicador que contribuye a elevar la tasa de mortalidad materna y neonatal. Entiéndase de las madres y de los niños.
¿Por qué en nuestro país son tan elevadísimos estos porcentajes? ¿Qué está motivando que casi 9 de 10 mujeres den a luz por cesárea?
Nadie en su sano juicio puede negar que la medicina es un negocio, por esto es esencial la regulación estatal, el interés mercurial ha socavado la vocación hipocrática, diferenciemos a los doctores y empresarios de la salud, incontables han sido los doblegados por la competencia del consumo conspicuo de bienes y servicios, ejemplos a la vista de todos sobran; la medicina de calidad es exclusiva para una minoría que la puede pagar, al margen de clínicas que compiten en lujos y comodidades con hoteles cinco estrellas. Un doctor consultado para este artículo, me habló de las bondades de la cesárea, sobre todo después de tener un día entre consultas y cirugías. La cesárea era la mejor opción porque podía planificar bien su agenda, hacer labor de parto, sin saber la hora en que vendrá el producto, es cosa del pasado, además me requintó con este dato: por una cesárea te pagan casi el doble. Plantear la cesárea como un procedimiento normal es un adefesio para la ciencia médica.
Para las embarazadas, dentro de las posibles motivaciones está la huida del dolor, sumen que la cultura posmoderna nos ha condicionado al culto a la belleza, lo estético.
Pedimos a las autoridades que este informe no se queden como los tantos que saturan los archivos públicos, exigimos que se inicie una campaña masiva de educación para que las embarazadas comprendan la importancia de un parto normal, por su vida y la de sus niños, por la alegría de recibirles, de escuchar ese primer llanto, de abrazarlo, tenerlo en sus brazos, ver esa extensión de su propio ser, esas sensaciones como afirman los especialistas y madres que han parido normal se lleva todo el dolor, crea una conexión más íntima entre sus vástagos para toda la vida, y debe ser así porque ese es el diseño divino, por ahí debería comenzar la campaña de concientización de las autoridades, la vida de las madres y los niños, por encima de cualquier comodidad económica o temporal debe ser la prioridad.