POR: Cosme Peña
Alarmantes y preocupantes fueron las declaraciones de la directora de la Dirección de Información y Defensa del Afiliado (DIDA) doña Nélsida Marmolejos, de las trabas existentes para que las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) devuelvan a los beneficiarios de los afiliados fallecidos, el dinero acumulado en sus cuentas.
La DIDA afirma tener una lista desactualizada de afiliados en esta situación, a pesar de tener tres años esperando a que las AFP remitan dicho listado
actualizado. Declara doña Nélsida, que el listado que poseen data del año 2014, y en este, la cantidad de solicitudes sobrepasaba las treinta y cuatro mil. Según la Superintendencia de Pensiones (SIPEN), hasta junio de este año se ha otorgado el 48% de los expedientes tramitados y un 52% han sido declinados por falta de completar los documentos ‘’requeridos’’.
El diputado Ramón Cabrera, presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados afirma que los fondos pendientes de devolución a los beneficiarios, que están en las cuentas de los afiliados fallecidos, sobrepasan los mil millones de pesos, dinero este que está en manos de las AFP. El referido congresista propone ‘’que el Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) dicte una resolución para que dichos recursos sean transferidos a una cuenta especial de la DIDA…, y que se disponga un procedimiento más expedito…’’ lo cual Fuaquiti aplaude y se suma a esta propuesta.
Acorde a los testimonios de algunos beneficiarios, un entramado burocrático e indolente, documentos de diversas instituciones estatales, legalizaciones, etc., en vez de facilitar el proceso a unos familiares de por sí ya hundidos en el dolor producido por la pérdida de un ser querido, ahondan estas penas por las complicaciones de toda esta inicua burocracia. Las AFP exigen una serie de documentos que a simple vista son trabas burocráticas. La pasividad de algunas instituciones gubernamentales involucradas en este tema pudiera interpretarse como una complicidad vergonzosa, porque, si quien tiene que defendernos es incompetente, solo nos quedaría parafrasear al apóstol Pedro ¿a quién iremos Señor? San Juan 6:68.
Tampoco es difícil imaginar, que el sistema esté apostando al cansancio de parte de los beneficiarios, con la aviesa intención de lucrar más un negocio que lo único que hace año tras año es superar con cifras récords sus propios beneficios.
¿A cuáles bolsillos van a parar los intereses generados por estos mil millones de pesos? ¿Qué les impide a las autoridades simplificar mediante una resolución para que estos recursos puedan ser retirados? ¿Qué pasará cuando la fecha límite de reclamación caduque sin que estos fondos sean retirados? Irán a la DGII para complicar más el tema; en pocas palabras estarán en manos del Estado.
Quisiéramos estar equivocados y que las inquietudes planteadas aquí, sean parte de la desidia y falta de seguimiento, característicos de esta sociedad subdesarrollada, y que no se deba a componendas de sectores que siempre se han amamantado de la teta gubernamental, que ya de tanto chupar bota mucha sangre y poca leche.
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