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Diario de un favorecido 25 DE JULIO DE 2018

POR: Cosme Peña

 

Santo Domingo, ciudad primada de América, despertó incrédula. Aguas turbias del Ozama, tintaban de ocre el Mar Caribe, como siempre ocurre cuando los aguaceros anegan la ciudad, solo que esta vez iban escoltadas por más de trescientas toneladas de plásticos y desechos tóxicos, que flotaban y contaminaban todo el contorno. Miles de capitaleños fueron testigos de este ecocidio.

Según datos de la ONU, anualmente más de ocho millones de toneladas de plásticos son vertidas a los océanos, de continuar esa tendencia dentro de treinta años los océanos tendrán más plásticos que peces. El Océano Pacifico es el vertedero más grande del mundo, aquí una masa gigante de desechos plásticos amenaza con alterar las corrientes marinas, este impacto sería devastador para la vida del planeta, por lo menos, como la conocemos ahora. Reconocidas figuras nacionales e internacionales como  Nashla Bogaert, Jose Maria Cabral y Kim Kardashian, entre otros,  se han hecho eco de este “plasticidio” y están aunando esfuerzos para sensibilizar a la ciudadanía, sobre un tema tan importante, y, que nos afecta sin distinción de clases, religión o género.

Es insuficiente, con que el ADN y el MOPC recojan los plásticos de la costa, seguro que con el próximo aguacero volverá a pasar.  Nosotros, autoridades y civiles, debemos hacer algo y rápido, superemos la costumbre del “na e na”. Es impostergable una campaña masiva de sensibilización, temas como el reciclaje, disminución del uso del plástico y sus derivados, el uso de contenedores para vidrios, plásticos y desechos orgánicos, deben ser abordados desde la primera infancia. Desde mi diario recomiendo el libro Pedro Ranita, de la destacada escritora de literatura infantil Josefina Jiménez, editado por Ediciones CP, donde la autora, alma noble e infantil, libera el duende que trilla los surcos de su exuberante imaginación, y deleita la vida de una familia de ranas que vive a orillas del Ozama, los problemas de contaminación del río, los juegos infantiles que son castrados como consecuencia de sus pestilentes aguas, las remembranzas de sus padres y abuelos antes de la hecatombe ecológica y las posibles soluciones. Una verdadera joya de literatura infantil, que todo niño debería leer con sus padres, tutores y profesores.

Proponemos impulsar que la basura de los barrios sea recogida, clasificada y reciclada por cooperativas compuestas por los mismos vecinos (hay algunas experiencias exitosas en este sentido).

Por nuestra parte pudiéramos contribuir reduciendo el uso de los sorbetes, vasos, platos, bolsas o fundas plásticas en los supermercados. Otra idea pudiera ser, ponerle un precio a las botellas vacías de agua, para que los consumidores puedan cambiarlas por efectivo. Usar bolsas oxobiodegradables, esas que usaba para recogida de basura el ADN años atrás, una iniciativa loable del ex alcalde Roberto Salcedo, y el secretario general Arq. Andrés Navarro, actual ministro de Educación, debe ser emulada por los demás alcaldes.

Siendo el nuestro, un país eminente turístico y donde esta industria llamada sin chimeneas, es la mayor generadora de divisas; es improrrogable el tema del reciclaje. Tirar botellas de agua en las calles, sacar fundas con basura para “que se las lleve el río”, son prácticas que deben ser penalizadas.

Anhelamos que estas y otras medidas, colectivas e individuales se realicen. Evitaremos despertarnos nueva vez con el espectáculo trágico, de bolsas plásticas inundando nuestras costas. En mis oídos resuenan los versos del poeta Nacional: Hay un país en el mundo/colocado/ en el mismo trayecto del sol/ Oriundo de la noche…/sencillamente frutal. Y material. Y sin embargo/sencillamente tórrido y pateado/como una adolescente en las caderas./Sencillamente triste y oprimido/sencillamente agreste y despoblado…

Y, si a don Pedro le hubiese tocado ver este espectáculo, con pena y vergüenza ajena, al magistral poema, ciertamente agregaría: sencillamente insensible y atiborrado de plásticos.