POR: Cosme Peña
Hace treinta años, y pareciera que fue ayer. Un grupo de adolescentes dirigidos por quien le escribe, formábamos el grupo de teatro popular Esperanza Torres. En honor a nuestra directora. Conspicua maestra de generaciones. Soporte permanente de las actividades culturales y artísticas. Nuestro repertorio estaba formado por varias obras teatrales. Todas de corte social. Nuestro escenario: los barrios, clubes, iglesias, auditorios de escuelas públicas y privadas. Con el factor común de la gratuidad. Nunca cobramos. Todo se hacía voluntariamente. Lo más cerca que estuvimos de un estipendio era un vaso de refresco con unas galleticas saladitas (al final como regalo). Después de cada presentación nos íbamos a pasear a la zona colonial, jardín Botánico, o la casa de un compañero. El mundo era nuestro. Era un lugar de quimeras alcanzables.
La obra de mayor éxito “Si Duarte estuviera vivo’’. Esta pieza teatral fue una adaptación. La original, por lo menos para mí en ese tiempo, era presentada por el famoso teatro popular ‘’Futuro de Santo Domingo’’ dirigido por uno de los jóvenes más elocuentes y talentosos que habíamos conocido en ese entonces el Dr. Isaías Pimentel. Él nos dio el permiso. Nuestro profesor de teatro en la Universidad Pedro Henríquez Ureña, un gigante del arte dramático el siempre recordado maestro don Pepito Guerra, nos alentó con este emprendimiento artístico. En ese tiempo mi memoria era prodigiosa podía recordar una obra de teatro entera, cada línea, reproducir cada diálogo.
‘’Si Duarte estuviera vivo’’ la presentamos con rotundo éxito. Repetidas funciones se realizaron en diferentes clubes, teatros, escuelas, de la parte alta de la capital. Pronto una legión de adolescentes fue imbuida en el pensamiento duartiano. Recuerdo en mi diario dentro de ese grupo de jóvenes y adolescentes que formaron este teatro a Juancito Rodríguez quien luego se convertiría en un exitoso y talentoso director de teatro, sus producciones son impecables y galardonadas. Lilian Zapata graduada de la Escuela de Bellas Artes quien prefirió dedicarse al Mercadeo en una prestigiosa empresa. Los hermanos Calcagno. Fidel, Lourdes y Darío. Fidel estaba en el último curso de bachillerato, interpretó al primer patricio. Permutó las artes escénicas por la carrera militar. Actualmente es un destacado hombre de armas. Presta servicio extraordinario a la patria y al presidente de la República. Claribel, también graduada de Bellas Artes. Ray (epd), Dany, Susana Willmore, Elenita, Madiel Isenia, Sagrario. Nos acompañaba una niña prodigio Carmencita Hernández quien luego ganaría el primer lugar de la segunda versión del concurso ‘’Buscando el Éxito’’. Andy quien se dedicó a la carrera diplomática. Ángel Morel, Rosalín, entre otros.
En mi diario desentierro el desarrollo de la obra. Primer acto: En un colmado. El colmadero arreglando la balanza y especulando con los artículos de primera necesidad. Segundo acto: Dos políticos en un discurso, haciendo promesas para la patria. Después de terminar su discurso, el otro político le alaba por su amor a la patria. Con sórdida sonrisa saca su cartera, le da un beso y le susurra cerca, te amo patria. Acto tercero: militares en la frontera traficando con nacionales de la región occidental de la isla. Acto cuarto: Un joven perpetrando un atraco.
En cada una de estas escenas salía un Duarte en contraluz lamentándose de cada una de estas acciones doctrinando y proclamando su ideario. Algunas de sus ideas:
Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.
Nuestra patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la isla.
Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin honor.
Todo poder dominicano está y deberá estar siempre limitado por la ley y esta por la justicia, la cual consiste en dar a cada uno lo que en derecho le pertenezca.
La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás integrante de ninguna otra potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña.
Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones.
Por desesperada que sea la causa de mi patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre.
Aprovechemos el tiempo.
Treinta largos años han transcurrido y este ideario parecería que fue escrito ayer. Para ser aplicado hoy. Duarte merece más que un busto, una calle, avenida, liceos, retratos. Las autoridades a través de los ministerios de Cultura y Educación deberían fomentar el pensamiento duartiano en las escuelas, a través de estas obras de teatro. Tal vez así el pensamiento del patricio sea emulado por las actuales generaciones, y en vez de lamentarnos de que si estuviera vivo. Pudiéramos enorgullecernos diciendo: ¡Duarte está vivo! En las mentes y corazones de los buenos dominicanos.
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