POR: Cosme Peña
Las noches de los domingos se han convertido en un verdadero toque de queda en los hogares dominicanos. No hay motivos ni excusas para salir. ¿Responsable? MasterChef R.D. el show más exitoso de la televisión mundial, en donde dieciocho jóvenes de diferentes ciudades y estratos sociales persiguen el mismo sueño, convertirse en un MasterChef, tendrán que realizar tareas culinarias bajo la supervisión de los destacados chefs Saverio Stassi, Inés Páez (Tita) y Leandro Díaz. Conducido por la destacada comunicadora Mildred Quiroz. Hasta la fecha se ha producido en más de cincuenta países, y cuenta con más de 1,300 millones de views en las diferentes redes sociales.
La televisión criolla dejó de ser atractiva, por lo menos para aquellos con un gusto por lo autóctono, cuando se llenó de programas enlatados, y renunció a la producción de contenidos de calidad. Se produjo entonces una migración a la televisión por cable, y posteriormente a plataformas streaming como Netflix, Hulu, Amazon TV, entre otras, que están apostando vigorosamente a captar audiencias con la producción de contenidos vernáculos bajo estándares de calidad universal.
En mi caso he evolucionado a este fascinante mundo, de la mano de mi hijo mayor Cosme Jr. un asiduo consumidor de ‘’series’’, acertado en sus recomendaciones. En principio me resistí a estas ‘’series’’ por la seguidilla que producen. Gracias a estas ‘’series’’, que las hay de todo tipo y gustos, las familias pueden socializar y fortalecer los vínculos, ya que aumenta la comunicación entre sus integrantes. En mi Diario recuerdo con agrado la insistencia de mi vástago para que viera Games of Thrones, llegué en la quinta temporada, bastó un capítulo y una explicación para engancharme fines de semanas enteros, hasta ‘’ponerme al día’’ con la sexta temporada, la espera de la séptima temporada ha sido larga y llena de expectativas.
De esa misma forma llegué al show de MasterChef R.D. cuando lo sintonicé ya contaba con una dilatada audiencia. Hemos seguido cada uno de sus capítulos, cada quien tiene su preferido o preferida. En esta semana participarán Nikol, Anthony, Gina, Cristina, Keily y Margaret. Lamentablemente uno de ellos tendrá que abandonar ‘’la cocina’’ y así sucesivamente hasta que quede uno, que ha de convertirse en el primer MasterChef R.D. Con este reality el pueblo ha reído y llorado. Sus participantes reflejan la sociedad actual, tripulantes en el océano de las emociones, su equipaje, un manojo de sueños inspiradores, sus brújulas apuntan al mismo objetivo: El Éxito.
Estos tripulantes al éxito tienen el permiso de arribar a nuestra casa, los sentimos familia, nos identificamos con sus acciones, despiertan emociones dormidas. El domingo pasado lloramos la partida de Neoli.
Celebramos su testimonio de vida, el amor a su madre, quien, revestida por el escudo de la fe y el amor materno, arriesgó su propia existencia para salvarlo de las infames llamas de Hefesto. ¿Quién no se sensibilizó con Gina? Al recordar a su abuela. La comida de su abuela evocó en la memoria emocional de la teleaudiencia, tiernas remembranzas, ¿Quién no atesora recuerdos especiales de su abuela y más aún si ha partido a la morada celestial? en lo particular me hizo recordar entre sollozos el moro de habichuelas negras, con esa carne de gallina criolla guisada, acompañada de la ensalada rusa, que con tanto amor ‘‘Mi viejita’’ preparaba en la Navidad.
En un hecho inusitado causante de opiniones divididas, una de las participantes que pudiendo salvarse ella, estando en su legítimo derecho, decidió salvar a Nikol, su compañera, ¿por qué lo hizo? porque en un acto de justicia reconoció ‘’que en la primera ronda el plato de Nikol fue el mejor, ella se merecía estar arriba en el balcón’’. Quedamos atónitos. Aunque estos gestos de solidaridad y amor al prójimo se realizan a diario, por personas humildes, verdaderos héroes anónimos, lamentablemente no se publicitan, estas noticias no venden, se publicita lo malo. Quizás nos sorprendió tanto por haberse manifestado en un show de audiencia nacional. Agradecemos a Margaret por dejar al descubierto que no todo está perdido en esta sociedad. Que R.D. es un país de gente noble. Hay nobleza cuando pagas un pasaje a un extraño, cuando ayudas a un no vidente a cruzar una calle, cuando das una dirección a un perdido, cuando regalas una botella de agua al sediento del semáforo, cuando en el Metro cedes tu asiento a una embarazada. ‘’… por cuanto lo hiciste con uno de esos pequeños también lo has hecho conmigo’’ (Mateo 25:40).
Margaret, ganaste nuestra admiración; hacía falta que nos recordaras con tu ejemplo, que aún hay nobleza en el dominicano. Con tu desinteresada y justa acción demostraste que hay esperanza de alcanzar una sociedad basada en el bienestar común por encima del bienestar particular. Margaret esta nobleza te eleva y con ella al alma dominicana. Te deseamos el mayor de los éxitos, eres una MasterChef, tu alma noble así lo demuestra.
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