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De cómo los dominicanos llegamos tarde a todo

POR: Luis Reynaldo Pérez

Cada pueblo, entendido esto como países o regiones específicas, tiene características que los hacen únicos. Se habla de lo flemático de los ingleses o de lo arrogante de los argentinos; también se da por sentado el espíritu festivo de los caribeños o la forma relajada con que se toman la vida los italianos.

Los dominicanos como pueblo y cultura somos reconocidos por ser hospitalarios, alegres y por nuestra creatividad para ‘buscarle la vuelta’ a la vida. Pero también somos reconocidos por nuestra capacidad innata de llegar tarde a todo. Aparentemente el tiempo para nosotros corre de manera diferente.

Y no solo que llegamos tarde a las citas, sin importar la relevancia de esta, si no que tenemos un concepto muy acomodaticio del tiempo. Somos capaces de durar horas haciendo nada, aunque tengamos mucho que hacer, y luego bajo cualquier excusa, “estaba lloviendo”, “hacía mucho sol”, “no estaban pasando carritos públicos”, justificar nuestra tardanza. Y llegamos tarde a las fiestas o a los almuerzos y somos los últimos en irnos. Llegamos tarde a todo,- decía. Al aeropuerto, a la parada de autobús, al trabajo, a las fiestas, a los consulados.

Tenemos incluso figuras públicas famosas por este comportamiento.  Recordamos por ejemplo a los cantantes Fernando Villalona o Alex Bueno famosos por llegar a las fiestas que amenizaban con retrasos de hasta tres horas. Y hasta un ex presidente reconocido por su impuntualidad tenemos.

Citado por la prensa local, en ocasión de su visita a República Dominicana, el poeta ruso Evgueni Evtushenko decía que según sus observaciones el dominicano era «inexacto en las citas preestablecidas» y que de continuar así llegaríamos, como sociedad, al futuro tarde. Ojalá y empecemos a cambiar y a no darle la razón.