Hay muchas formas de leer el mundo. Una de carácter económico, divide el globo entre ricos y pobres. Algunas revistas proclaman orgullosamente titulares como «Fulano de tal, el hombre más rico del mundo» . Y cosas así. Pero un informe de la Oxfam Internacional titulado «Una economía al servicio del 1%» nos recuerda que: «Actualmente, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta».
Esa noticia es para que el planeta Tierra viva avergonzado, ¿verdad? ¡Pero no! Al contrario, nos sentimos con cierto orgullo cuando nos enteramos de que «62 personas en el mundo poseen la misma cantidad de dinero que 3 600 millones de individuos». Y tampoco nos avergonzamos del elegante golpe de Estado a Dilma Roussef, cuyo gobierno sacó de la pobreza a 40 millones de brasileños.
En República Dominicana tenemos un salario mínimo para el sector privado y otro para el sector público. Hay un mínimo mayor y un mínimo menor. Incluso con el nuevo aumento en el sector privado para el salario mínimo mayor, será solo de RD$12 873. Agreguemos que, según estimación de la pobreza de la CEPAL en 2015, en comparación con los países de América Latina, RD gana la humillante posición de ser el cuarto país con la canasta básica familiar más cara.
Si tomamos los salarios mínimos menor tanto del sector público como del sector privado y sacamos un promedio, este será de RD$7 361.50. Lo que quiere decir que, con el nuevo aumento en el Senado, Sonia Mateo estará devengando 320 mil pesos: 43 veces el promedio de salario mínimo bajo del sector público y privado. Si lo que devengaba un senador antes del aumento no les daba, no sé cómo se estará haciendo quien devengue 7 mil pesos hoy. Que conste que cualquiera quiere ganarse 320 mil pesos en este país, pero pasar de soñar eso a decir lo que dijo, hay un abismo.
La declaración de Sonia Mateo, justificando un aumento salarial ha sido humillante para el pueblo dominicano. Un pueblo pobre que trata de vivir como rico, priorizando en celulares modernos y cerveza, en vez de priorizar en libros y en bienestar para los más pequeños de la casa. En vez de usar el tiempo libre para formarse estudiando o leyendo. Porque la reflexión no solo es para Sonia, es para la Sonia que cada uno de nosotros llevamos dentro.
Pero la gente bebe, unos romo y otras agua, para «olvidar sus penas». No solo las penas de amor, también se bebe para ignorar las penurias de la vida diaria porque el festejo y la chercha nos ayuda a construir un mundo imaginario en el cual sí tenemos poder de compra para divertirnos, jugar un palé y pagar un hotelito cero estrellas. El pobre dominicano piensa que «Dios provee», mientras que los senadores saben que quienes les provee es el Estado.